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Las 5 llagas del Señor Jueves: 6 Enero 1994: REYES MAGOS E INFANCIA S ornas muchos los que, pasados los años, buscamos la infancia. Ese edificio reciclado y soñado donde no existía la incertidumbre ni, presuntamente, interrogantes sin respuesta. Luego los destinos han venido a buscarnos. Y, como a la ropa, nos duelen las costuras. Hemos sufrido esa desmedida ansiedad de ser útiles, acaso para demostrar a los demás que uno es necesario pero no importa... Vanidades de la vanidad. Hemos contemplado a tantas gentes que, como los perros se caen a dentelladas en cualquier esquina y en la siguiente se huelen los fondillos. Hemos sufrido las hipo– cresías y heridas del vivir. Y ¡cuántas veces hemos aceptado y pactado! ... ¿quién va a vivir de no? Aunque no hayamos agradecido... Por eso en estas Fiestas y en esta Fiesta nos volvemos del lado de la infancia: la de Dios y la nuestra. Confieso que, desde hace años, tengo dos lecturas para «encender» mi estrella de Navidad. Una es el compendio de la memoria cristiana de hace 20 siglos: el naci– miento de Jesús en Belén... La otra es una Nota de Sucesos perdida en la memoria periodística de la Navidad de 1982... Todos los años estas son mis dos lecturas en la Noche Buena... Para los que pensamos, que ningún cordero se salvó balando, estos dos hechos en la frontera de Dios y del hombre, nos aseguran que el hombre es para el hombre, un espejo. Uno nos habla de Dios que nos nace; el otro, de un ser inocente que se nos fue junto al Padre... Dos Navidades en la vida humana. El primero ha estado ahí celebra– do estos días en la Liturgia y en la Fe. El otro lo evoco como grito de la conciencia humana atemorizada, como entonces en la matanza de inocentes por otro Herodes... La Navidad terrible de la niña Valerie... Un ser de la eterna marginación... Fue en Francia, como en Belén o en cualquier rincón inhóspito del mundo... Justo en una Navidad, en la Noche Buena, para terminar el drama acabado en el día de los Reyes infantiles. Todo un signo. El 24 de Diciembre las familias se han reunido para celebrar la Noche Buena. También la familia de Valerie, una niña de 1Oaños y minusválida mental, que la da un 249