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P. Eusebio Villanueva Miércoles: 5 Enero 1994: ALBERGUE L a noche ha roto manso el milagro. Templó el tiempo. Sólo es Enero componien– do sus lluvias ordinarias. Hoy es día grande para los niños. Hoy se van a decir los niños cosas grandes en palabras pequeñas. Es la llegada en barco de los Reyes Magos al puerto deportivo de Gijón. Durante todo el día, recorrerán los caballos con sus barbudos reyes las calles de la ciudad. Y con todos los niños de los Barrios gritando en muchos decibelios y aplaudiendo. Volteando su par de ojos pajarillos, de vista panorámica, en todas direcciones: delante, adelante y atrás... Policía motorizada, antorchas luminosas, cada carroza con su séquito y su orquesta... Es la alegría total, desbordada, incontenible y gritona de la chiquillada... La calle es suya. La noche es suya. La alegría es suya. Los gritos son suyos. Los Reyes son sus reyes... Yo lo he visto ... ¡Tanta cosa en este mundo de Dios y de los hombres bien hecha! Salpicando a uno de cariño. Los adultos nos callábamos, confundidos, en los conmovidos no decires. Haciendo nuestra experiencia de felicidad. Este río infantil, dichoso, es mucho... mucho río y en mucha dicha... Al fin se fueron a otras calles, para otros barrios. Ahora no había más... ¡Qué mundo extraño, lo hemos conseguido casi todo, pero no podemos tenerlo ni retenerlo! Esta ha sido la apoteosis final de la jornada, que yo anticipo en la crónica como el gran acontecer del día. Pero que en el amanecer era todavía en los niños boquiabierta expectación ilusionada en una edad que todavía puede soñar y gozar en la espera: la niñez. El amanecer nos trajo llovizna, estropeando al mismo tiempo la visión y las calles. Pero el pronóstico metereológico era prometedor. Tendremos tiempo suave y sin paraguas. Y así sucedió, poco a poco mejorando... Llegué al Albergue y un montón de novedades. La Hermana Julia, tan en su sitio siempre, abre la puerta. Como cosa sin treguas me comunica: 246 - Se nos ha quemado el piso que teníamos ahí en frente para acoger alberguistas. Una pareja de adictos a los estupefacientes vivía en el piso inferior y han tenido un incendio y no se han dado cuenta. Los nuestros que estaban en el piso superior: uno ha saltado por la ventana y se ha roto la rodilla; el otro envolviéndose en una manta se ha echado a rodar por las escaleras entre llamas y humo negro. Fue salvado en el extremo y desintoxicado en el hospital. ..

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