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Las 5 llagas del Señor Los Obispos nos recuerdan que el aborto es ciertamente «la supresión de un ser humano» ... Y, de otra parte, ellos aclaran que ellos «no sustituyen a las conciencias». Y que el perdón como la comprensión, es en nombre de Dios, que está más adelante de todo... Nuestra sociedad ¿será mañana una sociedad de acogida o una sociedad de rechazo? Ha llegado la hora en que el Evangelio debe ser vivido en ocasiones en contradicción con la mentalidad del mundo y la lógica de una sociedad, que se encierra en sí misma. Para nosotros los cristianos debe estar claro. No es que sea el aborto el que precipita la baja demográfica. Cierto, pero sí contribuye. Y es una suposición segura que hay más muertes por desamor que por radiación atómica. Pero el aborto no es, finalmente, mas que la parte saliente de un iceberg. El instrumento que las sociedades occidentales se dan para «levantar el pie» ante el porvenir de esta sociedad de la abundancia. El Papa se preguntaba si Europa no ha perdido el alma. Alexandre Soljenitsyne nos dice: «el Occidente ha perdido la voluntad de vivir». ¿Será esto verdad? Lo cierto es que la colectividad deja menos plaza al niño. Hay miles de indicios... El niño es rey, dicen. Cierto en la publicidad, para vender... De menos en menos de niños, pero de más en más perros. Los perros reemplazan en no pocos hogares. Por otra parte nuestra sociedad está en trance de hacer una gran transferencia de responsabilidades. Se pide a la colectividad que nos tome en cargo totalmente: en nuestra salud física, en nuestras salud moral, en nuestras iniciativas, nuestros deseos, nuestro trabajo, nuestro futuro y presente y hasta en nuestras libertades... Somos en muchos aspectos un pueblo de asistidos. Y al límite, «fetos» nosotros mismos, que esperamos todo del vientre del Estado. Y un Estado que cuando mande, ordene. A veces, no hay más remedio, habrá que vivir en contradicción con la mentali– dad del mundo egoísta. Ayudando de justicia a los que sufren. Pero sin resignarse a la desesperanza en la vida... De los cristianos se espera otra cosa, palabras de vida y esperanza, humildemente vividas, venidas de más lejos que de ellos mismos aunque sean Papas u Obispos... La realidad de felicidad está también unida a la realidad de maternidad y paternidad y a la realidad de hijo... El hijo es la renovación y la transmisión de todo. Es la eterna primavera que viene a conjurar la muerte. Son la reserva de Dios y de la humanidad. Y lo único que nos piden es que les mandemos querer, todo lo que de la vida se quiere... Que los saquemos de lo que les limita... Que los queramos. Que existamos con ellos... Es este un espectáculo al que se asiste en un Hospital. Lugar de nacimiento y de fallecimiento. Donde vienen menos y parten más. El llanto y risas de los niños y el silencio, la soledad y las lágrimas de los ancianos que se transponen a la otra dimensión. Es una de las vivencias profundas a la que yo asisto perplejo en mi servicio de capellán ... Es fuerza de vivir en los niños prematuros y en los nidos; y esa entrega cansada, resignada que atardecen en la vida. Y en medio de esos dos polos, esa larga marcha de los adoloridos... No. No se puede jugar con la vida. Esta pasa siempre la factura. No se puede violentar la naturaleza, porque revienta, busca salida por otro camino de la vida... Y 231

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