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Las 5 llagas del Señor - Bienaventurados los que creen en el sonreir de Dios, ellos están salvados. - Bienaventurados los que ríen de ver reir a los otros, su corazón está abierto a la alegría. - Bienaventurados los que ríen con disimulo para no herir o desanimar. - Bienaventurados, a veces, los que ríen de mala gana, es quizá para la remisión de sus pecados. - Bienaventurados los que ríen a carcajadas, ellos hacen estallar a los taciturnos. - Bienaventurados los del reir loco, él es contagioso. - Bienaventurados los que ríen a los ángeles, ellos están muy cerca de ellos. - Bienaventurados los que ríen sin saber demasiado por qué, Dios lo sabe. - Bienaventurados los que sonríen a sus torpezas, ellos lo harán mejor la próxima vez. - Bienaventurados los que dicen que no hay nada de qué reir, ellos hacen sonreir. - Bienaventurados los que sonríen de la tontería humana, sabiendo que ella no les escapa a ellos. - Bienaventurados los que no sonríen de la maldad humana, ellos la estimu– larían. - Bienaventurados los que sonríen para sus barbas, pensando en la alegría que van a dar. - Bienaventurados los que rien pensando en la tarea que van a hacer, ella será más fácil. - Bienaventurados los que sonríen de ver a las gentes apresuradas y no intentan alcanzarlos. - «Bienaventurados los que ríen de ellos mismos, ellos no han terminado de divertirse». ¿Seguimos? Sí, pero al ritmo de la propia vida, que se ha hecho para los infinitos. El lenguaje siempre es vehículo; a veces pomada y a veces cuchillo. Pero siempre lámpara de minero. Como la risa y la sonrisa... Es un humanismo cristiano, que sabe que el hombre, son los hombres y la cultura, las culturas. Un ahora y un aquí henchido de Dios y su creación, su morada. La seriedad empingorotada es como echar un amigo a la calle, a la soledad en compañía, que es la peor de las soledades. E implica varias herejías menores y una mayor. Niega o prescinde de los otros y de Dios. Se queda sólo frente a la nada. Y convierte este mundo en un campo de comerciantes sin alma. A las 12'25 llama en portería la Policía y «descarga» un habitual de los portales y se largan... El nuevo llegado-traído me regala su nombre y apellidos, como hace Dios en la Biblia da nombres... Me dice que no quiere nada. Sólo pide un cigarrillo. Le sirvo la cajetilla. El tiene sus mañas: soba el tabaco con sus dedos, fuma sin prender, cuenta como recordando lo que sabe de memoria... Al final le convenzo, y la lluvia que cae le vence: -»venga esa cama ¿dónde está? El pobre hombre está realmente orinado por los perros... Está parado un poco más acá del bien y del mal. Viviendo de lo que salga. Viviendo su cristo-jesús, apartado de todo lo que le echó a la cuneta, esta sociedad... Calado de agua y de mugre en tiempo de estos días... Le preparo la cama y ¡buenas noches!, ¡hasta mañana! Y así se llegan las 2h. de la mañana. De nuevo la Policía llama y descarga otro abandonado de los dioses del poder estatal... y con las 40 en copas en el buche. 227
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