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P. Eusebio Villanueva No vayas tan deprisa. Toma tu tiempo. Es NAVIDAD Escucha esta historia. Reencuentra tu corazón de niño. Es NAVIDAD. ¿Cómo? ¿Tú conoces ya esta historia? ¿Estás seguro de haberla de verdad entendido? Escucha, puede ser tan grande un niño y llenar los siglos, los de antes y los de después. Escucha. Mira: es NAVIDAD. Dios ha hablado por un niño y no habla mucho un bebé. Dios jamás ha hablado tanto, como cuando Jesús dormía sobre un haz de paja. El nos escuchaba. Nos obligaba al silencio. El obligaba a los pastores a no pelearse más por un oveja. El obligaba a los magos a no ostentar su saber, para tener el aire más listo que los otros dos. El les forzaba a callarse para escucharse, para escucharle, a El, al extranjero; a El, el Dios niño. Extraño Dios. Extraño Dios ese Dios, que no hace nada como todo el mundo... A las 2 de la tarde comida en el autoservicio. Y cuando aplastaba bostezos y cubría mis toses con los dedos ante el ventanal de la escalinata, llamada a la UCI: dos urgencias, donde los médicos y enfermeras rodean las camillas del 1 y del 5. Mantener la respiración y el ritmo del corazón, intervención. Les administro la Santa Unción y demás preces... Y espero... espero el resultado de las urgencias orando a nuestro Padre común ... León Bloy decía con aproximación: «No se entra en el Paraiso mañana ni dentro de 1 O años. Se entra HOY, cuando uno es pobre y está crucificado». La verdad es que vamos cambiando de dolencias con los años. Al abandonar una, cogemos otra nueva. Y a veces cuando llega el fin se agolpan varias y nos quedamos un poco más solos los vivos. Ellos pasan al lado de la Comunión de los Santos, como toda buena persona pobre, que no tiene nada ya que dar... A lo largo de 70 y 68 años comprobaron la existencia misericordiosa de perdones para cada injusticia y cada debilidad suya en esa gran purificación que es la vida. Ya juntaron motivos suficientes para entrar en el descanso del Padre. Llaman otra vez, a Paradas-Urgencias a las 3'25. Un hombre con todos los años ya, agoniza. Los médicos y enfermeras le dejan a su ritmo de apagarse. Rezo y Unción de Enfermos... Ningún familiar presente. ¿Cuál fue tu vida, mi hermano? Eso 218

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