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católico: la famosa Act of Toleration (Acta de tolerancia), patrocinada por Lord Baltimore en Maryland, abril 1649, y el bi/l-decreto de los derechos--patrocinado por el gobernador Thomas Dongan en Nueva York, octubre 1683. Estos caracteres de la libertad religiosa fueron más notables por el hecho de que los católicos en la América Colonial eran perseguidos en todas partes por su teniendo prohibido el votar o tener un cargo público, y restringida la enseñanza abierta de la religión católica. Todo esto parece ahora extraño para nosotros, y hay que dar gracias a la Revolución el que así sea, los católicos se unieron ar– didamente en la lucha por la independencia, formando casi la mitad del ejército continental de Jorge Washington. Francia católica proporcionó a la causa patriótica apoyo substancial. Y en el júbilo de la victoria que siguió, una constitución nacional determinó el dejar a cada ciudadano en libertad de seguir el dic– tado de su conciencia y proclamar abiertamente las creencias preciadas de su fe. Ningún grupo de aP1ericanos se aprovechó más del nuevo espíritu de tolerancia que nuestros antepasados católicos. Hablando en 1790 en la consagración del Obispo Carroll de Baltimore, primer obispo con jurisdicción ordinaria en nuestro país, el homilista Charles Plowden declaró que para los católicos el primero y más precioso fruto de la Revolución «ha sido la ex– tensión del Reino de Cristo, la propagación de la Religión Católica que, encadenada hasta entonces con leyes restrictivas, se encuentra ahora suelta de amarras y dejada en libertad para ejercer a plenitud la energía de la verdad divina.» Ahora nosotros, dueños de nosotros mismos, hacemos nuestras las palabras de los Obispos de Estados Unidos que se reunieron en el Concilio Plenario en Baltimore en 1884: «Consideramos que en el establecimiento de la independencia de nuestro país, en el ajuste y la forja de sus libertades y leyes, como obra de una Providencia especial, sus moldeadores 'construyeron mejor de lo que sabían,' y la mano del Altísimo les guió ... Creemos que los héroes de nuestra patria fueron el instrumento del Dios de las naciones al establecer este hogar de la libertad: a ambos, al Todopoderoso y a sus instrumentos en la obra, contemplamos con agradecida reverencia, y para mantener el patrimonio de libertad que ellos nos legaron, si alguna vez-¡lo que Dios no quiera!-peligrara, nuestros ciudadanos católicos se pondrían de pie, paso al frente, como un solo hombre, prestos a entregar sus vidas, sus fortunas y su honor sagrado.» Papel de La Florida en el desarrollo de los ideales americanos En este doscientos aniversario de la independencia nacional, nos 121

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