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recíproca aceptación y plena convivencia entre Iglesia católica y Revolución americana. La fecha de la carta es 12 de marzo de 1790: Caballeros: He recibido con suma satisfacción sus congratulaciones por haber sido llamado con voto unánime al primer puesto de mi país. No puedo menos de reconocer vuestra cortesía al ofrecer disculpas por la demora. Corno el retraso os ha dado la opor– tunidad de comprobar, en vez de anticipar, los beneficios del Gobierno general, ustedes me harán la justicia de creer que vuestro testimonio acerca del incremento de la prosperidad pública aumenta la complacencia que he experimentado al recibir vuestra carta. Pienso que mi conducta, tanto en la guerra corno en la paz, ha encontrado aprobación amplia, aún mayor de la que se podía razonablemente esperar. Y yo mismo me encuentro dispuesto a considerar esa afortunada circunstancia corno resultado en grado muy estimable del apoyo efectivo y de la sinceridad y lealtad de los ciudadanos seguidores míos pertenecientes a todas las denominaciones. La perspectiva de la prosperidad nacional que ahora tenernos delante es verdaderamente alentadora y debe excitar los esfuer– zos de los hombres buenos para establecer y asegurar la felicidad de su país en la permanente duración de su Libertad e In– dependencia. América, bajo las sonrisas de la Divina Providen– cia, la protección de un buen gobierno y el culto a la educación, a la moral y a la piedad, no puede fracasar en la obtención de un grado poco común de excelencia en la literatura, en el comercio, en la agricultura, en el progreso interior y la respetabilidad en el exterior. A medida que la humanidad se haga más liberal, los hombres serán más capaces de permitir que todos aquellos a los que su comportamiento les hace miembros dignos de la comunidad tengan títulos iguales a la protección del Gobierno Civil. Espero siempre ver a América entre las naciones que van al frente en ejemplos de justicia y liberalidad. Y doy por supuesto que vuestros seguidores ciudadanos no olvidarán la participación patriótica que vosotros asumisteis en el logro de su Revolución y en el establecimiento de su Gobierno, así corno la asistencia im– portante que ellos recibieron de una nación en la que se profesa la Fe Católica Romana. Les agradezco, sefiores, su amable interés por mi. Mientras tenga vida y salud, en cualquier situación que pudiera encon– trarme, pondré todo mi esfuerzo en justificar esos sentimientos favorables que ustedes se han complacido en expresarme con 117

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