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Barquillos La tarde de paseo sabe a barquillo y en la redonda oblea se la comen los niños. Los días se adormecen en aras de un sol tibio, ese sol que madura amores y sentidos. Dicen que amor recobra por otoño su juicio. Yo me siento a observarlo al borde del camino. Por la tarde sin gente me acompaño a mí mismo; ayer, verano, iba entre tantos perdido. Pues la vida acontece y sigue, hoy me he visto solo por la alameda ayer llena de gritos. 123