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LA ESPERANZA CRISTIANA 85 Confianza en la misericordia divina necesi– ta el mundo moderno, pues carece de ella, co– mo el antiguo, por hallarse sin esperanza cris– tiana. Mas el mundo moderno no logrará tanto bien, mientras no se vuelva a Dios por la pe– nitencia y la observancia de los mandamienbs de Dios, de la Sama Madre Iglesia y los debe– res sociales. El Vicario de Cristo en la tierra muchas veces ha recordado al mundo moderno la obli– gación y necesidad que tiene de volver a la observancia del Evangelio, si quiere superar el peligro en que se encuentra; pero sus pater– nales amonestaciones han caído en el vacío. Es– ta resistencia al llamamiento pontificio es, sin duda, una de las principales causas, por las cuales la justicia divina ha permitido que el mundo moderno haya caído en "angustia" te– rrible. Para que el lector de estas líneas levante su ánimlO a mejores sentimientos, le ruego que medite estos seis versos del salmo 26 que son un magnífico himno al poder de la virtud de la confianza en el acatamiento divino. Helos aquí: "El Señor es mi luz y mi salud, ¿ a quién te– mer? El señor es el baluarte de mi vida, ¿an– te quién temblar?-Cuando los malignos me asaltan para devorar mis carnes, s1on ellos, mis adversarios y enemigos, los que vacilan y caen.-Aunque acampase contra mí un ejérci-
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