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78 P. J\;STO DE \"!LLARES, O, F. l\l, Introducción: Padre nuestro ,1_ue estás en los cielos: En es– ta introducción, a fm de captarnos la benevo– lencia del Señor, invocamos a Dios, no como a nuestro Dueño ni como a nuestro Rey, sino como a nuestro Padre amoroso y amado; y, por tanto, afirmamos que somos sus hijos, y, como tales hijos, nos llegamos a El con toda confianza. Padre nuestro. Llamamos a Dios Pa– dre nuestro, aunqw~ oremos por nosotros, para demostrar que todos los hombres, máxime los cristiano~, somos hermanos y, por lo mismo, que debemos estar siempre unidos y rogar unos por otros. Que estás en los cielos: Dios está en todas parl.es , pero de un modo especial está en los cielos, porque allí se deja ver, amar y gozar de los bienaventurados. También confesamos que la casa de Dios es nuestra casa y que he– mos de suspirar por el cielo. Peticiones: Santificado sea el tu nombre: El nombre de Dios representa su esencia divina. Deseamos, pues, con esta petición que el nombre de nues– tro Padre sea "reconocido, es decir, tenido por