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70 P. JUSTO DE VILLARES, O. F. M. voluntad de hacer una cosa se computa como un hecho, cuando la necesidad lo ha impedi– do" (14). De todo lo dicho se infiere cuánto debemos fomentar en nosotros el deseo constante del cielo. La oración y el esfuerzo por conseguir el cielo A propósito de las estrechas relaciones que existen entre la esperanza cristiana y la ora– ción escribe Pieper: "Así como Nuestro Salva– dor ha obra.do y realizado en nosotros la fe, fue asimismo saludable que nos condujera tam– bién en la esperanza viva enseñándonos la ora– ción con que más comúnmente nuestra espe– ranza se alza hacia Dios. La esperanza y la oración están esencial- . mente implicadas. La oración es la exteriori– zación y manifestación de la esperanza, en ella se expresa la esperanza misma. Y las oraciones de la Iglesia, con su espe– ranza "más audaz que todas las cumbres de los pensadores", concluyen todas ellas: "per Christum Dominum Nostrum". Por Cristo Nues– tro Señor" (15). (14) Epist., 77. (15) º· c., pp. 44-4.5.

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