BCCCAP00000000000000000000538

108 P. JUSTO DE HLLARES, O. F. M. sanados: "Vete en paz y sana de tu mal" (27) y lo tP.rmina con la paz por estas palabras con que el Maestro la dejó en herencia a su Espo– sa, la Iglesia: "La paz os dejo, mi paz 0s doy, no como el mundo la da os la doy Yo" (28). El Doctor de las Gentes emplea tantas ve– ces el vocablo "paz", que da a entender que tanto el vocablo como su concepto, o sea, la virtud de la paz, los tenía grabados de tal manera en su mente y corazón, que se le es– capaban por los puntos. de la pluma. En efecto, excepto la Epístola a los Hebreos, todas las demás las empieza con este saludo de paz a sus lectores: "La gracia y la paz sean con vosotros de parte de Dios Padre". Ocho veces c:scribe en esas mismas. Cartas esta frase reveladora del origen y fuente de la verdadera paz: "El Dios de la paz" os conceda esta o la otra gra– cia. En cincuenta y dos versos, repartidos por todas las Epístolas, aparece la palabra "paz", ya sea para indicar la virtud de la paz, ya para significar el fruto del Espíritu Santo, ya para señalar un simple saludo. Y de manera semejante nos. habla el divino Espíritu de la "paz, fruto de la esperanza cristiana", en los demás escritos del Nuevo Testamento. Heredera la Iglesia del Espíritu de paz de (2·7) Al c., 5, 34. (28) /oh., 14, 27.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz