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Y el ser humano consciente, conocedor del bien y el mal, del orden y desorden; usando del don de la libertad, adquiere la respon– sabilidad de sus propios actos, por los que seremos juzgados. 3. -Dios orienta nuestra conciencia hacia lo mejor San Pablo, escribiendo a los tesalonicenses, los advierte: «Esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación.» (/ Tes 4, 3) . Por un curioso juego de palabras, podemos llegar a una conclu– sión no menos verdadera: en esto consiste vuestra santificación y perfección moral : en el cumplimiento de la voluntad de Dios. Dios, al darnos sus mandamientos y leyes o consejos, necesaria– mente, por ser infinitamente bueno, orienta nuestra conciencia hacia lo mejor. 4.·-Rectitud de conciencia y respeto a la del prójimo Lee con detención los preciosos y prácticos consejos que San Pablo da en su carta a los Romanos (14, 10- 23). Aconseja: -Evitar el constituirnos en jueces de los demás. -Procurar una delicada rectitud de conciencia. - Vivir según la convicci ón - conciencia- que cada uno tiene ante sí mismo. -Evitar el escándalo o confusión que pudieran ocasionar nuestras acciones ante gentes de mentalidad y concien c ia distinta. - No obrar nunca con duda, sino con plena y recta convicción. - Respetar la conciencia de los demás. -Tener en cuenta que seremos juzgados por la práctica de lo~:·· que nuestra conciencia nos dicte y obremos .. . 5.-Cristo ilumina nuestra conciencia: es el modelo de la misma Cuando San Juan, en el comienzo de su Evangelio (1 , 9), dice que: «El Verbo es/a luz verdadera que, llegando a este mundo, alumbra a todos los hombres.» se ant1c1pa a lo que más tarde diría Jesús de sí mismo: que es cami no, verdad y vida; que le llaman Maest ro y dicen r .i.:m , puesto que lo es ... Todo lo cual quiere decir que se nos ofrece ( ·,mo modelo de co nci encia net amente cristi ana. 75

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