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Lo que importa, por tanto, según el Apóstol es «la nueva vida, la nueva criatura en Cristo», «el don de Dios lo constituye la vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro». (Rom 6, 23). 5.-La prá_ctica libre y libertadora de la Ley de Cristo Para los cristianos, la norma de toda conducta es la persona misma de Jesucristo. El cumplimiento de los Mandamientos será, en ade– lante, una respuesta gozosa al amor de Dios y al amor que debemos a los hombres. Vivir de acuerdo con la nueva alianza es imitar a Cristo en la práctica del amor fraterno según es espíritu de las bienaventu– ranzas. ( Mt 5, 1-48). El amor mutuo, la caridad en Cristo es la magna obligación que compendia todas las demás. Es una «deuda» que nunca se paga satisfactoriamente: «No debáis nada a nadie, a no ser el amor mutuo, porque quien ama al prójimo ha cumplido la Ley; pues eso de no cometerás adulterio, no matarás, no robarás, no codiciarás y cualquier otro precepto que puede haber se resume en esta expresión: Amarás a tu prójimo como a ti mismo . El amor no hace mal al prójimo. El amor es, pues, el cumplimiento perfecto de la Ley.» (Rom 13, 8-10). No tiene nada de extraño que, escribiendo a los Filipenses (4, 4), les invite reiteradamente a la alegría en la práctica de las virtudes en su benevolencia. En la misma medida que el cumplimiento de la Ley d~ Cristo da paz y gozo, la estricta observancia de la misma, al margen del amor a Dios a los hombres, oprime, esclaviza ·y en– tristece. 6.-EI Espíritu Santo garantía del seguimiento de Cristo y su nueva alianza En la noche del Jueves Santo, y con motivo de su despedida, nos recuerda que: «El abogado, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en su nombre, nos hará comprender, recordar -y ayudará a prac– ticar- todo cuanto El nos ha enseñado». (Jn 14, 25-26). Y en su carta a Tito (3, 4-s.), San Pablo testifica el cumplimiento de la promesa: 68

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