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6.-EI Padre manifiesta su amor a Jesucristo y a los hombres, resucitándole de entre los muertos Jesús había predicho su muerte, su permanencia durante tres días y tres noches en el seno de la tierra y su resurrección como tes– timonio de su divinidad, superior al de Jonás, como El es superior al profeta. ( Mt 12, 38-45; Le 11, 16-32). Repite la predicción: «El Hijo del hombre debe ser entregado en manos de los hombres, que le matarán; pero, al tercer día, resuci– tará». (Mt 17, 22-23). Y la resurrección de Cristo se realiza y está confirmada histórica– mente por los relatos de los cuatro evangelistas y el testimonio de los muchos que le vieron y convivieron con El los cuarenta días, en diversos lugares y circunstancias, hasta el momento de su Ascensión. Tan grande es el valor de este milagro supremo que confirma la divinidad de Jesús y su obra redentora, que San Pablo no duda en afirmar valientemente: «Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras; fue sepultado y resucitó al tercer día en conformidad con las Es- El es el triunfador del pecado y de la muerte; ése será también nuestro triunfo.

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