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14. Vocación de ios seres humanos El profeta lsaías, al vaticinar la liberación del pueblo de Israel, pone en boca del Señor estas palabras: «Nada temas, yo te he rescatado , yo te llamé por tu nombre y tú me perteneces» (Is 43, 1). Dios llama a Israel , pero también a cada israelita ... La vocación -del latín «vacare» : llamar-, es el llama– miento que Dios hace a cada una de sus criaturas para una obra particular o misión de servicio a la comunidad humana. Dios -escribía el Cardenal Newman- me ha creado para prestarle algún servicio concreto. A mí me ha confiado algo que no ha confiado a ningún otro. Tengo mi misión ; quizás nunca llegue a conocerla en esta vida, pero me será revelada en la otra. En cierto modo soy necesario a Dios para el cumplimien – to de sus designios; tan necesario en mi sitio, como lo es un arcángel en el suyo; aunque verdaderamente si fallo puede sustituirme por otro, ya que puede transformar las piedras en hijos de Abraham. Tengo una gran parte en esta gran obra de la creación ; soy un anillo de la cadena; un lazo de unión entre todos los seres . No me ha creado Dios inútilmente. Practicaré el bien . Ejecu – taré su plan , seré un ángel de paz, un predicador de la verdad en el lugar en que me ha colocado gratuita y amorosamente, con la única condición de que guarde sus Mandamientos y que le sirva según mi vocación. 1.-Cada persona tiene su vocación específica e individual En la lección 6. a hablábamos del orden que resplandece en la creación . Dentro de ese orden, y sin violentar la libertad humana, Dios ha llamado a todas y cada una de las personas a ocupar un lugar determinado y cumplir una misión concreta en acto de ser– vicio y beneficio individual y de la comunidad humana a la que per– tenece. Dios no llama a voces, ni maniata a sus elegidos, pero sí con la suficiente claridad para que sigamos su vocación, una vez conocida. 130
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