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- 2.-EI Espíritu Santo ilumina y asiste especialmente al Romano Pontífice y los Pastores, en su triple oficio de enseñar, santificar y regir a) «El Romano Pontífice, Cabeza del Colegio Episcopal, goza de la infalibilidad en razón de su oficio cuando, como supremo Pastor y doctor de todos los fieles, que confirma en la fe a sus hermanos (Le 22, 32), proclama de una forma definitiva la doctrina de fe y cos– tumbres ... por haber sido proclamadas bajo la asistencia del Espíritu Santo, prometida a él en la persona de San Pedro, y no necesitar de ninguna aprobación de otros ni admitir tampoco a otro tribunal». (Const. Iglesia, n. 0 25) . b) En cuanto a los Obispos o Pastores: «La infalibilidad pro– metida a la Iglesia reside también en el Cuerpo de los Obispos cuando ejerce el supremo magisterio en unión con el sucesor de Pedro» (Id. id.) e) Consecuentemente: «A estas definiciones nunca puede faltar el asenso de la Iglesia por la acción del mismo Espíritu Santo, en virtud de la cual la grey toda de Cristo se mantiene y progresa en la unidad de la fe» (Id. id.) En cuanto a los oficios de santificar y gobernar, el Romano Pon– tífice como Cabeza y los Obispos «por estar revestidos de la pleni– tud del sacrament o del orden, son administradores de la gracia del supremo sacerdocio» (Const. Iglesia, n. 0 26) y «rigen como Vicarios y Legados de Cri sto, las Iglesias particulares a ellos encomendadas, con sus consejos, exhortaciones, ejemplos, pero también con su sacra potestad y autoridad» (Id. n. 0 27). A todo ello les ayuda la asis– tencia del Espíritu Santo. 3.-Disposiciones requeridas en los fieles Para sentir con la Iglesia, es preciso pensar como la Iglesia. Lo que quiere decir que para participar de la verdad infalible que Ella nos ofrece, bajo la asistencia del Espíritu Santo, es necesario que estudiemos diligentemente y aceptemos dócil y fielmente los mandatos y enseñanzas del Papa y los Obispos, lo cual nos ayuda a «mantenernos y progresar en la uni dad de la fe», como anterior– mente hemos citado. Esto no supone mengua de personalidad, sino desarrollo y acre– centamiento de la misma para llegar a ser auténticos discípulos de Cristo y de su Esposa, la Iglesia, y así llegar «en el Cuerpo Místico de Cristo, a alcanzar la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo 121
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