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138 !>. DAVID !>E LA CALZAl>A Esa aciaga profecía creo que la estamos viviendo ya hoy. Esos tiempos han llegado ya ... Infinidad de hombres rechazan la sana doctrina de eterna verdad, predicada por Cristo, y se buscan falsos doctores que, inspirados en el cri– terio de la pasión, les prediquen cosas lisonjeras, aunque sean mentira... Es curiosa y aleccionadora la historia que se cuenta de San Martín. Avanzaba por un camino, seguido de una multitud en– tusiasta que le envolvía entre sus aclamaciones. Era un gran taumaturgo, al que los milagros parece se le escapa– ban por entre los dedos de las manos. Esto acrecentaba el triunfo de su desplazamiento. En cierto punto del camino se han situado unos ciegue– citos que piden limosna a los transeúntes. De pronto, co– mienzan a oír el murmullo de la multitud que se acerca. Cada vez suenan más perceptibles los gritos de los que aclaman al santo. Los cieguecitos se vuelven a uno de los transeúntes y le preguntan: -¿Qué es lo que ocurre? ¿ Qué significan esos murmu– llos y esos vivas? El interrogado contesta: -Es que ahí cerca viene el bienaventurado obispo Mar– tín, acompañado de una gran multitud que le aclama... -¿Qué Martín? ¿Ese que dicen que hace tantos mi– lagros? -El mismo... El mismo... Entonces el ciego que ha preguntado, presa de gran pre– ocupación, se vuelve a su compañero y le dice al oído: -¿ Te has enterado? ¡Huyamos de aquí cuanto antes! Porque si esperamos a que llegue y nos ve, de seguro que, compadecido de nosotros, hace un milagro más, nos devuel– ve la salud, y entonces estamos perdidos ... Tendremos que dejar esta vida fácil, y ponernos a trabajar como los de– más, para ganarnos la vida... ¡Huyamos! ¡Huyamos antes de que llegue!. .. Este género de granujería se repite en el mundo de mil modos y a todas horas. ¡Cuántos en el campo espiritual prefieren estar ciegos, para explotar su ceguera en benefi– cio de su comodidad! ... ¡Cuántos rechazan las luces de la fe, para no comprometerse! La verdad sobrenatural ilumi– na, pero también presiona. Si se escucha, y luego se cierran