BCCCAP00000000000000000000519
13!3 P. llAVID DE LA CALZADA dice, una vuelta, sacándoles las consecuencias, que quizá sus oyentes no se atreverían a sacar. Así todo quedará en claro. Es, como quien dice, mostrarles el reverso de la me– dalla. Habla Cristo: "¡Ay de vosotros, los ricos, porque tenéis ya vuestra consolación! ¡Ay de los que estáis hartos, porque tendréis hambre! ¡Ay de los que ahora reís, porque gemiréis y lloraréis! ¡Ay de vosotros cuando os bendigan los hombres, por- que eso mismo hacían sus padres con los falsos profetas!" (Lucas VI, 24-27). Pero no son sólo estas las verdades sorprendentes que Cristo nos enseña en su Evangelio. Hay otras aclaraciones sobre otras muchas materias, de las que no podemos ocu– parnos ahora, porque nos haríamos interminables. Todas ellas resultan descoacertantes, porque chocan de lleno con el criterio del mundo, de las pasiones y de los sentidos. Pe– ro cabe siempre preguntar: ¿Quién es el equivocado? ¿Cris– to, o nosotros? Cristo es la Verdad eterna; nosotros unos pobres hombres, propensos al error y al engaño, por efectos de la pasión o de las máximas del mundo o de las fascina– ciones de la carne. Cualquiera sabe de sobra que, ateniéndonos a las ense– ñanzas de la fe, no nos equivocaremos jamás. Que fundán– donos sobre la palabra de Cristo, aunque fracasáramos an– te los hombres, triunfaríamos ante Dios. El mundo podría perseguirnos y ridiculizarnos, incluso matarnos; pero Dios nos recibiría como triunfadores en su corte de los cielos. Ante el mundo seríamos unos pobres fracasados; para Dios seríamos los sensatos, los prudentes, los juiciosos que, fun– dados en la doctrina de la fe, juzgamos conscientemente todo lo de este mundo caduco, para ganarnos lo imperece– dero y eterno en el más allá... Nos lo dice Cristo con palabras diáfanas que no admi– ten lugar a duda: "...todo el que escucha mis palabras y las pone por obra, será como el varón prudente, que edifica su casa sobre ro– ca. Cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vien– tos y dieron sobre aquella casa, pero no cayó, porque esta– ba fundada sobre roca. Y todo el que me escucha estas pa– labras y no las pone por obra, será semejante al necio, que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, vinieron los to-
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz