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RADIOGRAFÍA DE LA FRIVOLIDAD 129 de nuestras juventudes. Usos, costumbres, vestidos, peina– dos, lecturas, bailes, diversiones ... En todo manda y reina la frivolidad. Juzgándolo todo a la luz de la razón, ya no digamos de la fe, nos veríamos muy apurados para poderles dar el conveniente visado de circulación. Paul W. Boynton era inspector de colocaciones en la So– cony Oil. Se dice que durante veinte años entrevistó a más de setenta mil personas que buscaban colocación en la compañía. Dale Carnegie, en una entrevista, se atrevió a pregun– tarle: -¿Cuál es la mayor equivocación que cometen los jó– venes que buscan empleo? El le contestó: No saben lo que quieren hacer. Es terri– ble advertir que un hombre dedica más atención a com– prarse un traje, que llevará unos cuantos años, que a la elección de su carrera, de la que dependerá todo su futuro, en la que ha de buscarse su felicidad, y en la que descan– sará toda la paz de su espíritu". Ciertamente que la elección de un empleo, de una ca– rrera o de una profesión que le ha de solucionar al hombre los mil problemas materiales de la vida, tiene bastante más importancia que la elección de un traje. Sólo la inconscien– cia o la frivolidad de una persona puede dar a esto más importancia que a aquello. Muchos dan más importancia al traje de su primera comunión, que a la comunión mis– ma. Otros dan más importancia a su traje de boda, que al mismo sacramento del matrimonio. Otras dan mucha más importancia al vestido último modelo, que a su misma pro– fesión de cristianas ... Pero hay otros muchos problemas espirituales, bastante más importantes que el de una colocación, a los que tam– bién muchos hombres les dan menos importancia que a la elección de un traje. ¿Para qué querrán la inteligencia ciertas personas? Demos las convenientes vacaciones al cuerpo fatigado; pero no le demos vacaciones al sentido co– mún. En un instante podríamos cometer una locura con repercusiones eternas. Nuestra propia seguridad exige que la razón nos preste un servicio permanente y no interrum– pido. La jubilación sería fatal para nosotros ... Oigamos una vez más al filósofo Balmes: -Debiéramos tener continuamente la vista fija sobre

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