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RADIOGRAFÍA DE LA FRIVOLIDAD 125 sin acabar de aprender. Pero, con qué facilidad hubiera po– dido evitarse todos esos tropiezo'', <::encillamente con haber hecho uso de las enseüanzas de ia historia y del tesoro de experiencias de la humunidad. Aquí, por estas tierras de Salamanca, solar insigne de bra– vas ganaderías, he oído mil veces de labios de ganaderos, que la vaca o el toro que son toreados alguna vez, ya no pue– den ser sacados a plaza. En aquel primer toreo aprendie– ron bien que el capote y la muleta no eran más que un en– gaño. Tomaron buena nota, para no ser sorprendidos, y a la próxima vez ya no se irán a la muleta o al capote, sino al bulto. Es decir, que lm animales aprenden a la primera. ¿Hemos de ser nosotros más torpes que los animales, que no aprendamos ni al pri:nei·o ni al centésimo desengaño? Pero, entre todos los hombres, quizá los que más cau– dal de experiencia pudieran ofrecernos, sean los santos. Mu– chos probaron durante algún tiempo fas delicias del mun– do y aun las de la carne. Pero los amargos desen~:años re– cibidos les obligaron a reaccionar pronto, poniendo en Dios, a partir de esa fecha, tocfas las ilusiones y esperanzas de su vida. Utilicemos esa experiencia de los santos, los hombres más sensato,; historia, los más legítimos va- lores de la humanir:::ad. De':enc~añados, como ellos, del mun– do y sus vanidades, daremos su auténtico valor a las cosas espirituales y etern:-1s. Escarmentemos en cabeza ajena, y aprendamos las gran– des lecciones de la de los demás; pero, sobre to– do, las lecciones de los s,i:üos. No seremos entonces jugue– tes de ilusiones y devaneo,:. Tendremos el criterio justo so– bre el valor de las cosas. La razón. La conciencia. El insigne Balme no:; dice en "El Criterio": "Examinado atentamente el modo de obrar de nuestras facultades, se echa de ver que la razón es a propósito para dirigir, y las pmüones para ejecutar; y así es que aquélla atiende no sólo a lo presente, sino también a lo pasado y a lo venidero, cuando éstas miran al objeto sólo por lo que es en el momento actual y por el modo con que nos afecta. Y es que la razón, como verdadera directora, se hace cargo de todo lo que puede dañar o favorecer, no sólo aho– ra, sino tambié:..1 en lo porvenir; pero las pasiones, como

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