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50 DÍA 9 interminables. Arnoldo escribe: "Dios, ha– ciéndose Hijo de la Virgen Santísima, la levantó a un grado tan alto, que vence en grandeza a todos los ángeles y santos". La razón es muy clara. A todo hombre le dice la 1 uz na tura 1, y a nosotros nos lo confirma la luz de la fe, que no hay más que un ser a quien se pueda llamar abso- 1 utamente bueno, y sabio, y perfecto en to– dos los órdenes, que es Dios. Pues bien; todas las demás criaturas, que tienen el bien por participación, tanto con más razón po– drán ser llamadas buenas y perfectas, cuan– to más de lleno participen de la bondad y santidad de Dios, que es la fuente: ¿ Y quién más cerca de El que María, que lo recibió en su casto seno, lo abrigó y ca– lentó en su propio calor y lo alimentó con el néctar de su propio pecho? Con sobrados motivos le decimos cuando cantamos: "Más que tú sólo Dios, sólo Dios". Meditemos la sublime grandeza de Ma– ría y pidamos la gracia que deseemos con– seguir. Para mejor obtenerla, le dirigiremos las siguien– tes deprecaciones y Avemarías, como en la pág. 16.

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