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298 LOS FRANCISCANOS CAPUCHINOS EN VENEZUELA dades medioevales de Salamanca, París, Bolonia, Oxford y otras fundadas por la iglesia; todavía conservan aquellos mo- numentales edificios el escudo del Papa y alguna se titula Universidad Pontificia, cuyos Maestros y Profesores eran ca- si todos Religiosos. En nuestros tiempos todavía conserva la Iglesia Univer- sidades Católicas, como son la de Manila que es oficial, la de Lovaina, la de París con el título de Instituto Católico, la de Milán, y en España las de Bilbao y Vergara. Varias en Norte América y una en Chile, en todas las cuales se da enseñanza gratuita a todos los jóvenes, y tienen un apartado para que vi- van internos los pobres; los colegios católicos son incontables. Hubo, además, en todos los siglos sabios particulares que. se dedicaron a la enseñanza de la juventud, mediante una pensión, pues la institución puramente gratuita fué siempre patrimonio de la Iglesia. El Sr. Dr. D. Juan de Dios Méndez y Mendoza da la razón diciendo (1) : " No había entonces o/ra autoridad que tuviera una organización regular que la Iglesia, cuyos miembros representaban lo más distinguido que había a la sazón en materia de conocimientos". El Papa Benedicto XV, en la Encíclica publicada en 1918, con motivo del III centenario de San José de Calasanz, dice: Fizé él el primero que abrió nuevo camino a la caridad cris- tiana, tomando a su cargo la educación de los niños pobres. Y como el Santo no podía recibir en Roma todos los niños que se le presenlahan por falta de maestros y local, persua- dió al Papa para que pusiera en los Estados Pontificios maes- tros pagados por la Iglesia, que enseñaran gratuitamente en escuelas públicas. Pué, pues, la Iglesia, la única que hasta hace poco más de un siglo enseñaba en colegios públicos gra- tuitamente a los hijos del pueblo. Ahora bien, sino existía en ninguna parte la enseñanza oficial, hasta los últimos años de la dominación española en América, ¿con qué derecho se fustiga a la Madre Patria por- que no la difundió más en sus Colonias? Véase lo que los pro- (1) En su "Historia de la Universidad de Caracas". T. 1. pág. 10. Caracas, 1911.

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