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MÍSION DE LOS PP. JESUITAS.—CAPITULO V 293 ravillosamente asidos de ellas tanto a nado corno a pie firme, fuerzan las embarcaciones a que floten por las espumas de las cascadas. Corno los Raudales no son otra cosa que grandes tambores de piedra pelada, que son tantos islotes interpuestos sin orden en el diámetro del río los intervalos (le uno a otros son también sembrados (le más peque- ños riscos, y en estos peinan las aguas, cuyo natural peso y dirección, encierran una gran fuerza elástica y hacen que la columna de agua que hurtó en una peña, vuelva precipitada sobre otra, con arrebatados vórtices. Para estas encontradas direcciones se valen de las dichas cuerdas, y con las unas tiran, y con las otras sostienen o impiden que la embarcación choque contra las peñas, y burlándose de los elemen- tos trasponen los buques del Norte al Sur de los Raudales por espacio (te dos leguas, con el mismo gusto que los castellanos celebran una corrida de toros. El terreno del pueblo sigue la naturaleza del de San Borja, y a ello contribuye su situación, pues aunque está en llano, y es arenoso, se introducen en él las aguas, que se precipitan de los montes, en es- pecial las que recibe una gran masa de piedra que tiene más inme- diata; (le aquí es que desde Junio a Noviembre están las casas brotan- do agua, y sobre ellas viviendo los naturales en quienes se percibe tan exaltado el gálico, en los sólidos y líquidos, que es raro el que no tiene toda especie de tumores, y postillas y dolores; a este principio atribuyo el origen de sus males, y secundado de Su natural inconti- nencia como del ningún remedio que se hacen, resultan extintas las Naciones Atures y Maipures a que se han agregado los Yaruros con- taminados del mismo mal, y en estos con aumento por lo sucios que son en sus casas y personas. Antes de llegar el Teniente Coronel, Don Juan Galán, al pueblo, era su figura irregular, pues las pocas casas de los indios estaban sin orden. Este oficial (que murió allí) comisio- nado por Don José 4e Iturriaga para ello, fabricó diferentes casas astante cómodas para el tránsito que debíamos hacer con la expedi- e 'n. Son las cuatro principales la del Padre e Iglesia, dió a la Plaza una hermosa vista cuadrilonga, y por esta casualidad guarda hoy todo el pueblo una regular figura. La fábrica es de bahareque según uso del país, y la del Padre goza del privilegio de ser alta, Circunstancia apreciable, 1)01' la humedad del terreno. La población es de trescientos indios como se demuestra en el estado de la actual existencia, y en ella no hay otros vecinos con for- mal residencia, si la casualidad no lleva al sargento de la escolta u otros soldados. El cuidado del pueblo Jo tiene el Padre Francisco de Olmo, de Castilla la Vieja, sujeto antiguo de las Misiones de ex- trema vivacidad, lleno de celo al bien (le SU religión y propenso al Real servicio. El comercio de este pueblo no es visible por lo separado qu está, y as¡ el pasivo lo hace con la Procuraduría de Carichana, que

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