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288 LOS FRANCISCANOS CAPUCHINOS EN VENEZUELA caño que por su abrigo llaman Puerto Real. Lo que está inmediato a las faldas de los cerros, son pequeños montes que sirven para leña pero no para sementeras, a estos siguen sabanas que dejan el pueblo descubierto a todos vientos sin ninguna comodidad, pues siendo un espacio de más de tres leguas el de la abertura del arco, no hay un palmo de tierra donde sembrar, y toda la yerba que cría es sólo para mantener ganado vacuno destinado a la leche y mantención de los Padres; semejante situación la considero pésima, pues siendo toda de arrecife se inflama con la acción del sol y los vapores que se elevan abundan de particulas ígneas que ofenden la respiración y causan un temperamento malsano como se experimenta en los muchos Indios que mueren de disenterías, y por la misma causa son frecuentes las tempestades, y repetidos los rayos y centellas que sufren en los meses de Agosto, Septiembre y Octubre, tanto que por dos veces se ha que- mado la Iglesia y casa (le Procuraduría. El pueblo estuvo antes situa- do en otra parte, pero siendo todo el espacio que dejan los cerros el mismo, es nada lo que se adelantó y nunca habrá mejoría como no lo lleven a otra parte. El suelo que ocupa el vecindario es arenoso en la apariencia y de arrecife en realidad. La figura que guarda el pueblo es irregular, pues las casas de los indios están sin orden ni simetría, unas cercas y otras distantes entre sí. Con todo hay un cuadrilongo que sirve de plaza, cuyos extremos son Ja fachada (le Iglesia y casa de los Padres inclusa la Procuraduría, y los dos costados con que se prolonga esta figura son una cerca para que el ganado que es familiar con las gentes no entre en la Iglesia y Procuraduría. La fábrica por lo que corres- ponde a la Iglesia, casa de los Padres, y una que es del Capitán, es más que competente y cómoda. La primera se reduce a un suntuoso Cañón que remata en media campana para desahogo de la sacristía, en que se distingue el altar mayor con presbiterio y tiene cuatro gran- (les ventanas balaustradas que dan mucha luz al cuerpo (le la Iglesia. Compónese ésta de cinco altares embebidos en la pared que se distin- guen por fuera, y como tiene mucha fuga la fábrica, y estuvo para rendirse le hicieron otra contra-pared de estantillos de madera para que recibieran la Cumbrera. La segunda que es la casa de los Padres en que se incluye la Procuraduría, es baja pero espaciosa y elevada con diferentes aposentos y sus oficinas corespondientes. La tercera del Capitán se reduce a dos viviendas alta y baja, que comprenden tres cuartos cada una, inclusa la sala; el material de estas fábricas para el bahareque de que se construye es malo, pues a los seis años se pudren las maderas, y la techumbre es la ordinaria en los pueblos, de palma real o de moriche. Las que corresponden a los indios es a su modo pero grandes por que se alojan por parcialidades cuando vienen de las labranzas, y así cada una se puede tomar como una calle que tiene muchos vecinos.
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