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282 LOS FRANCISCANOS CAPUCHINOS EN VENEZUELA muchas naciones en que ejercitarse corno se verá en su lugar. Esto no lo encuentro trabajoso, mediante estar trafical)le el camino por tierra de Cabruta hasta el Raudal por donde pasan puntas de ganado por terreno conocido. Encarwnada. Este pueblo que dista de Cabruta menos de un día de navegación como queda dicho y se llama la Encaramada, por una piedra que yace sobre lo alto de un monte, en la cual aquellos indios Tamanacos estable- cen una bien estravagante mitolojia, la fundó el Padre Felipe cliii, en la ribera oriental el año pasado de 1749, componiéndola de las Naciones Tamanaca y Maipures, como se dice en el número 25 del es- tado III. Su distancia al pueblo de Uruana en verano es de día y medio, y en invierno según los remos y corriente. Goza de un ameno territorio en la hermosa y alta campaña que la dejan el circulo que hacen los cerros, o sean ramificaciones (le los principales en piopor- cionada distancia; empiezan estos por la parte del Norte y siguen por Este, continúan por el Sur y queda descubierta la parte del Oeste, por donde se derrama el Orinoco como otro Nilo, y sus aguas inundan la mitad de la campaña de manera que llegan en su creciente hasta las casas. El diámetro que podrá tener esta escondida campaña que foi'- ma el territorio, podrá ser de legua y cuarto, tomando Norte y Sur, y el largo Este Oeste dos leguas. La entrada por la parte del Oeste, que queda desembarazada de los altos cerros, tiene una ceja de monte que le sirve de barrera, que en tiempo lleno se inundo la mayor parte y en el seco la adorna como una coposa alameda por donde se sube al pueblo en tal estación, y en la contraria por los caños que forma el río. Las faldas de los cerros y todo lo que no se inunda, sirven de excelentes pastos para ganado mayor que se perciben en la crasitud, de la leche, y retirado el río queda tan fertilizada la campaña que me pareçió su yerba el mismo heno del prado de Lombardía. Lo que en rigor se entiende territorio de un pueblo, villa o ciudad, no milita en los que hablo a motivo que como el País, es baldío no tiene costos ni limites y por eso me atengo a lo que alcanza la vista. No obstan- te, como sea preciso a un pueblo tener buenas extensiones, militan a favor de éste muchas, pues penetrados los cerros que la circundan se da en amenas campañas y montes del gran continente (le la Pro- vincia de Guayana. A más (le esto encuentro su situación muy ven- tajosa a la salud, por lo elevado del terreno, pues aunque los cerros siguen por el Este, no es tanto que impidan la brisa; a que se agrega que retirado el río, no quedan anegadizos sino playas, y por consi- guiente sin lagunas; goza de aires más puros, y delgadas aguas que salen de las chorreras de lo cerros. La fertilidad del territorio toma- do en toda su extensión, se hace distinguir en frutos y frutas como se dirá. En tiempo de verano es la playa su puerto, ea un remanso que

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