BCCCAP00000000000000000000505

268 LOS FRANCISCANOS CAPUCHINOS EN VENEZUELA tián, y el de Naporal, ha mas de dies años q9. carecen de Religiosos Miss".; y el Provincial de S. Antonino contestaba confirmando la ausen- cia de los frailes en estos pueblos y la explicaba por tres causas: porque no se les pagaba ci Sínodo asignado por S. M., punto cuya solución ha- bía sido cometida por el Rey al Arzobispo-Virrey en Real Cédula de 24 de setiembre de 1786; porque "les ha faltado a los Missos. del Guanero la escolta dada por S. M. a causa de haver echo dexacion de la Capita- nía Dn. Joaquín Gutierres, con lo qe. se retiró dha, escolta"; y porque los referidos pueblos estaban situados en lugares mortíferos, y no es "posible trabajar no teniendo qe. comer, ..... ni vivir sin escolta en- tre vnos Bárbaros tan alevosos, qe. ya havian d-ado muerte al P. Ocá- riz, y havían hecho salir fugitivo al R. P. Mro. Xims. y a Otros, y tan ferozes qe. ellos mismos se estaban cada rato quitando las vidas. . ni tampoco era el lanse tan forzozo, qe. huviessen de vivir en los luga- res más enfermisos"; por lo cual el Provincial proponía la fusión de los tales pueblos en uno solo "qe. es lo qe. inviolablemente -aparece". Sin embargo, todavía como resultado de un lluevo impulso, comenza- ron los Misioneros la población (le los indios l3etoyes "qe. se hallan en la Isla del Río de Apure frente del Caño qe. llaman Totumito": opú- sose el Alférez Real D. Ignacio del Pumar, alegando el arrendamiento y cultivo que había hecho de esas tierras desde 1760, a lo cual replicó calurosamente el Provincial Mro. Fr. Juan José de Rojas, fundado en el mayor y natural derecho de los indios a esas mismas tierras, en la manifiesta voluntad real de que los naturales "sean preferidos en sus poblaciones en lo mejor y mas pingüe, y en que el arrendamiento ale- gado por el dicho Alférez Real no est-aba permitido ni podía ser títu- lo de derecho, pues una Ley de Castilla invalidaba los que se pacta- ban con los miembros de los Cabildos (y lo era ci Alférez) respecto de los ejidos (le SU juridicción". Así, de tropiezo en tropiezo, luchando con tantos y tan graves in- convenientes, esperando siempre las tardías resoluciones reales, la obra de los Misioneros fue descaeciendo lentamente desde la séptima década del siglo XVIII. Los incidentes que he descrito bien pueden (lar idea de la vida y esfuezos de los frailes y de las causas que se opu- sieron al éxito de tan importante empresa, cuya historia está aún por escribir, a pesar del inmenso material que guardan los archivos co- lombianos, especialmente los de Tunja. Pocos pueblos progresaron con el tiempo: los que no perecieron en la misma colonia, en la guerra (le independencia o en alguna de las luchas posteriores, arrastran una vida insignificante o miserable: aún esperan todos la acción del misionero católico que los incorpore de lleno en el movimiento general (le la nación.. S. Resumo a continuación algunas certificaciones auténticas da- das por los misioneros acerca de los pueblos de S. Vicente, Las Palmas, S. José y S. Juan Nepomuceno durante el año 1770. Ellas son curiosa-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz