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264 LOS FRANCISCANOS CAPUCHINOS EN VENEZUELA la confesión; que se fundasen pueblos "de Españoles, Mestizos, y Mu- latos", a fin (le "precaber los continuos alborotos (le los 'indios y sacar- los de los Montes donde se retiran"; que se crease formalmente un Con- vento en Mérida o en Pamplona, en el cual se educasen los misioneros, :1 pues los viajes a Santafé eran de 300 peligrosas leguas; que se asigna- sen gastos de viole a los misioneros con atención a la distancia de las misiones y alto precio de los víveres, y que se pagasen estipendios en las nuevas fundaciones de pueblos de indios. S. M. entonces expusó lo antecedente al Virrey de Santafé y le pidió parecer mediante Real Cédula de 28 de noviembre de 1769. El Virrey trasmitió en 15 de marzo de 1772 lo acordado por la Junta (le Tribunales en 27 de febrero de 1771, a saber: que, a pesar de lo dificultosa, convenía ayudar la fundación de algunos pueblos de españoles, mestizos y mulatos "siem- pre que se proporcionase oportunidad para ello"; que era conveniente el establecimiento de Convento formal en Pamplona para el abasteci- miento de las misiones, suprimiéndose el de Mérida y dando a aquél los bienes de éste y algunos otros de la expulsa Compañía; que se po- día "satisfacer ci viático del Misionero en caso de no pagarse el esti- pendio desde el día de su marcha, guardándose igual regla para los supernumerarios"; "que éstos bastará que sean (105 en cada Partido de Misiones, para acudir según la urgencia donde conviniere"; "que ve- rificada ]a fundación de nuevos Pueblos se acuda al Misionero con el estipendio establecido". También representó el Virrey que, vista la resolución de la Junta, "ocurrió el Provincial de la Religión exp'o- nien(lO que aunque tenía manifestado anteriormente sér el Convento de Pamplona más apropósito para escala de Misiones, se hallaba con no- ticias seguras, y fidedignas, de que era mejor el de la Ciudad de Méri- da; y qe. •estandó allí el Colegio (le los Regulares expatriados con Iglesia decente, diez ó doce Aposentos, y demás oficinas necesarias, podría cambiarse por el Convento que allí tenia su Religión; y que respecto de sér la Real voluntad contribuir a la subsistencia de los Religiosos que existiesen en él, los que no podían sér menos (le diez o doce efectivos, fuera de dos, o tres legos, y costear el viatico de ellos hasta su destino, sería conveniente que para escusarse la Real Hacienda de estos continuos gastos, se asignasen al citado Convento de Mérida las dos haciendas que dejaron los expatriados la Seyba y Tapias, aquella de Cacao, y esta de pasto y ganado, las que aviendo sido donadas a dichos Regulares con la condición de enseñar Gra- mática en Mérida, desde luego se obligaba la Provincia a embiar Re- ligioso idoneo para este Ministerio junto con los costos, que en ade- lante se ofreciesen expender en el tránsito de los Misioneros". El Sr. Arzobispo de Santafé informó también en carta de 13 (le enero de 1772 en favor de las solicitudes de los Dominicos; y después el mismo Procurador Fr. Jacinto de Buenaventura presentó a S. M. un estado de los Pueblos fundados y nóninia de los que se estaban

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