BCCCAP00000000000000000000501
HASGO DE HUMILDAD Aquel día apenas si circulaba algún transeúnte por las calles y plazas de Cafarnaúm. El pueblo en masa ha– bía ido a la montaña vecina a escuchar al Rabí de Na– zaret, que predicó allí su más importante discurso. Pof una calle empedrada y estrecha caminaban dos hombres hablando con misterio. El uno era de mediana edad; vestía una clámide de militar romano y ostentaba su rostro completamente rasurado. El otro, sobre la lar– ga túnica gris, traía un sencillo manto color jacinto, to– caba su cabeza con rojizo turbante y con su luenga barba blanca daba a entender que era uno de los ancianos del pueblo. lEs verdad que ese hombre de Dios puede curar a mi siervo? decía el militar. ---- No lo dudes -· respondía el anciano •. Cura toda dolencia y enfermedad. -·- Por lo visto es poderoso en obras y palabras. - Su fama cada día se va extendiendo. No hay na- die en Galilea ni en Judea que no haya oído hablar de EL --- lDónde estará ahora? Pero, lno lo sabes? En esa montaña de enfrente. i Si todo Cafarnaúm ha ido a verle y escucharle! · - Yo no me atrevo a ir en su busca. Temo conta– minarle con mi presencia. Soy gentil, y no merezco siquie– ra una de sus miradas. No soy digno de oir su voz. 121
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz