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Traducción del M. R. P. Marcos de Escalada 81 mención del protectorado de Turquía en una pequeña parte del territorio africano, y ese fué un imperdonable error de la diplomacia europea en Oriente. Por ningún concepto se debía hab2r permitido a esa nación sen– tar su planta en el Africa Oriental. Así no tendríamos que lamentar lo que hoy es motivo de execración para todo país civilizado: el com :rcio o la trata de esclavos. En vano las naciones de Europa rasgan hoy sus ves– tiduras y claman contra ese nefando comercio de carne humané!. Lo acer– tado hubiera sido curar la llaga a tiempo, corfando por lo SélllO, y no permitiendo en aquel territorio el dominio de los turcos. Hoy el mal ha echado muy hondas raíces para que podamos arrancarle de cuajo. No. no ha estado acertadcJ la diplomacia europea en esa artera política de civili– zación. Debiera haberse fomentado allí el espíritu del cristianismo. y en conformidad con él, espolear la moralidad y educación de aquellos pue– blos, hasta lograr que eí ambiente de íntima unión y noble ideal calcado sobre las inconmoviblt~s bases de la religión cristiana flotara en todos los corazones Así Abisinia estaría hoy como un país europeo; floreceríall allí, a par de la fe de Jesucristo, los modernos adelantamientos del siglo de las luces. y quedaría ahogado en germen esa infame trata de esclavos que horroriza al tmís despreocupado. Mucho se ha hablado y escrito acerca de ese asunto. pero en concreto nada se ha hecho. Por ahí se debía empezar. que no hay otro camino de sólida y fructuosa civilización (1). L1. El comercio de esclavos.--No sé yo si habrá cosa müs caca– reada en Europa que la pretendida abolición del comercio de esclavos en el Africa. Y a propósito de ello, hemos oído relaciones magníficas acerca de los trabajos hechos (müs bien proyectados) en pro de esa abolición. Pero, ¡cuün lejos se está aún de la realidad! Esos no son más que sueños de fantasías calenturientas, digo mal, son caretas que esconden los ver– daderos fines de las naciones civilizadoras, ruínes pretextos para ocultar a los incautos ciertos desusados manejos políticos, enderezados única– mente a apoderarse sGlapadamente de ajenos países. No; el comercio de esclavos les tiene a ellos muy sin cuidado; aun más, lo ejercen ellos des– caradamente. Es verdad que han declamado siempre en pro de la aboli– ción, y aplaudían con ambas manos cuando alguien, sorprendido con la presa en la mano, era denunciado a la autoridad; pero luego volvían la espalda y hacían la vista gorda, callándose como mudos al pasar delante del público mercado de ese infame artículo, si no es que se mezclaban (1) ~o hay qt1r forjarf.e ilusionr~: Abisinia, civiliza1la, súlida1nenlP eri::;tiana y eonsti– tuída <'n rPino itult~flCndit•ntP hajo el protectorado de alguna potrneia f"Hro¡wa, huhiPra sido el halunrLP más sPguro contra los a,·aners tlPI islamismo rn el continenlr africano, y rl único efkaz tnetlio dr Jlp,·ai· Ja eivilizaeiún al .,\frica CPnlral, y dr abolir pr-ra sh'IllJH't' la .:•sclaYiltul. Sabios r•minenles han Pserito larg-o y lrndido acerca df' l':·H' punto, pero los go– hirrnos SP han hPcho sordos a rsas YO{"es dP los prritos, y nada han rPsurlto. Es verdad ((IIP han t•nviadn allú dtYPrsas Pmhnjadns P im\>orlanlrs sumas de dinero, y hasta gran can~ titla1l de armamPnlo~ JH'ro to1lo rso ,·ar,•ei:t de nohlP i1lral que lo <IPhía informar; ihan por propio inlPrés, no por t•l hirnr-:-:lar dt' los pur-hlos, y rl St•flor los confnndiú y fraeasarnn por siPlllJH'l' ('ll Rus PlllJH't'sas. Ln relig-ion Ps la única capaz de implantar la \'Prdadcra civiliza~ eión einu•ntada sohrr la hase dP una súlidn t>dncaeiún rristisna y dPl í>'spiritu dPI Evangt>lio. PPro dctt~os los ohstúenlos con tpu· se tropit•za pn la prúclica, hoy no SP pnrdc• harPr sin la proft>ef'ion de algun Estado podt•roso. Y ¿.qut'• Potrneia se prt.•sla hoy a :wrvir de hrazo de apoyo a In l'Pligiún'?.~. Por t'so, l's prúel ica111t•nte imposihlc que Ahisinía viva hoy tolalmPn~ te indr-¡wndiPnlf'. Cua1ulo mt•nos :-:;erú l(•atro de ]ns :-:angTic•utas escenas dt• algún fn.núlieo :1n•11!11rPJ'O dC'I falso ¡u·oft•ln .:\Iahoma. i;