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36 Mis treinta y cinco años de Misión en la Alta Etiopía viese de guía y nos proveyese de todo lo necesario Era éste un joven de unos veinte años, y hablaba y escribía bastante bien el italiano. El primer dia nos presentó una modesta comida a estilo árabe; pero después, cuando llegó la caravana , preparamos una casa y Fr. Pascu¡: J empezó a prestarnos sus servicios como cocinero. Y como la casa era suficiente– mente grande y capaz, arreglamos una habitación para capilla en la cmil pudiéramos celebrar la santa Misa. En todo Suez no había más qLte un católico , y er=! un maltés que tenía despacho de vinos , licores y comestibles. Como buen maltés, era crisfüi- 110 práctico entre tantos musulmanes y cismáticos; y apenas tuvo noti– cia de nuestra llegada, presentóse a nosotros , ofreciéndosenos en todo lo que pudiera ayudarnos. Por la mañana no faltaba jamás a la Misa, pasan– do luego en conversación con nosotros algún tiempo. 3. la posada del Tránsito.-Había en Suez una posada pertene– ciente a la sociedad del Tránsito , a ca rgo de un protestante inglés. Era muy costosa, casi tres escudos al día , y no siempre se encontraba en ella alojamiento; pcrque, destinada como estaba para el Tránsito, debía ser– vir principalmente a los ingleses y a otros forasteros que pasaban de Europa a la India y viceversa. Por lo que , en días de trasbordo , estaban ocupadas todas las habitacit.mes. El personal de la casa era egipcio , esto es , mezcla de musulmanes y cristianos. La baja servidumbre se componía más bien de musulmanes, porque no se adaptaban bien éstos a servir en casas de cristianos, ni eran tampoco admitidos en ellas fácilmente. La alta era de griegos , armenios y rara vez de coptos. 4. Carácter de los sirvientes griegos , armenios y coptos.-Voy a indicar aquí solamente de paso el carácter que estas tres clases de sir– vientes suelen tener en el Oriente. El griego es muy astuto, trafi can te y economizador, no en favor de su dueño, sino en beneficio propio; aunque a costa de otro, es sin embargo y de buen grado espléndido. Su morali– dad es sospechosa, y por eso le vigi lan siempre . tanto en el manejo de las cosas, como en el trato de las personas de la familia por ser muy pro– penso al vicio deshonesto. Es soberbio y lleno de amor propio , y no es fácil sorprenderlo en el pecado. Cuando el griego se encuentra alejado de sus popes o sacerdotes, sirviendo a un católico , aparentará religiosi– dad y devoción en extremo; pero no hay que esperar por eso la reforma de su interior, y mucho menos de sus aviesas y 0ajas inclinaciones. El armenio es traficante y dominado de µasiones no menos que el griego, pero es de índole más agradable y religiosa , y pudiéramos decir más afecto al Catolicismo. Cuando en su corazón anida el senti miento de piedad y religión , lo veréis exacto en las prácticas de la moral cristiana , y será hasta espiritual y místico; pero olvidado de la religión , será , si se quiere, todavía más repugnante en sus vicios que el griego, éste es flstuto y muy cauto en seducir, pero aquél no guarda reserva ni respeto a nada. Respecto al copto, hay que distinguir: El aldeano , que es la parte más sana de esta raza , con dificultad abandona sus tierras para pone rse a servir; mas el copto de las ciudades , de 11110 y otro sexo, sirve con pre– feren cia a los musulmanes ricos adaptándose fácilmente a sus usos y cos– tumbres brutales. El copto abandonado a sus pasiones es más baj o y re– pugnante que los mismos musulmanes. He tenido ocasión de conocerlos a