BCCCAP00000000000000000000476
Traducción del M. R. P. Marcos de Escalada 35 odios, venganzas y otros delitos que a diario cometen, escandalizándose (aun los católicos) de que nosotros, católicos latinos, consideremos el ayuno como ley eclesiástica y nos sirvamos por eso d, las legítimas dis– pensas, mitigando su rigor. Los orientales, parte por naturaleza, parte por educación, son de índole farisaica y amantes de la justicia externa del Antiguo Testamento, y por eso se pagan tanto de esas prácticas ex– ternas, atendiendo poco al espíritu de la ley y a lo principal del culto religioso. Al sacerdote latino que se dirige a evangelizar el Oriente, le conviene conocer estas cosas a fin de saber tratar con aquellas gentes, tanto musulmanas como cristianas, para que, manteniendo siempre in– cólumes sus principios , en la práctica no vaya con prejuicios ni excesivo rigor. sino con circunspección y prudencia, absteniéndose de contrariar– les abiertamente en sus costumbres y usanzas , a fin de no suscitar dudas, temores y aun escándalos. Obrando así no hará inútil su sagrado minis– terio. Treinta años de experiencia en aquellas regiones me han hecho conocer que los peregrinos de aquel país que van a Jerusalén, aprenden más de los griegos que de nosotros, y la razón es la que acabamos de apuntar. CAPÍTULO V EN SUEZ 1. Salida para Suez.-Llegó finalmente el día de abandonar el Cairo. Entregado pues el equipaje al Tránsito Inglés y despidit'ndonos de los amigos, tomamos el coche, pagando por cada uno de nosotros tres guineas. Coche y camino ofrecían tal comodidad que con frecuencia hacíannos dar saltos, muy poco agradables por cierto , pero al fin mejor era eso que ir en camellos , con los cuales hubiéramos tardado tres días, mientras que en coche llegamos a Suez en menos de treinta horas. Des– pués de la apertura del canal, Suez ha llegado a ser una ciudad bonita, en su mayor parte europea, pequeña sí, pero agradable. Provista de un canal de agua dulce , vésela cubierta de vegetación y embellecida con jardines, de modo que ha cambiado enteramente de aspecto. Pero en 1846 ¡qué país tan des agradable!: ni un arbusto, ni una mata de hierba siquiera; no se topaba por todas partes otra cosa que sal, en la tierra, en el agua y en el aire. Entonces era sólo una pequeña aldea, compuesta en su ma– yoría de árabes y musulmanes fanáticos, con unas veinte familias, a lo más , de cismáticos griegos, peores aun que los mismos musulmanes. Su principal medio de vida era el comercio marítimo y el paso de peregri– nos que iban y venían de la Meca. 2. Recibimiento y alojamiento en Suez. - Apenas llegados, bus– camos al agente consular, un cierto Sr. Costa, rico mercader cismático griego, al cual íbamos recomendados . Recibiónos cortésmente, y a la usanza árabe y oriental, ofreci ónos la pipa y el café sin azúca r. Después de breve conversación nos condujo a una vieja casa suya, poco distante de la que él habitaba, y encomendónos a su hijo mayor, para que nos !>ir-
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz