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Traducción del M. R. P. Marcos de Escalada 133 Procurador del obispo hereje Sala111a. Su íntimo afecto se patentizaba en las muestras de atenciones y agasajos con que me distinguía imµor– tunánd(m1e a que le acompañara a cenar y reposar unos días. M.e excusé por razones de urgencia que me impulsaban a trasladarme sin tardanza a .Massawah, y de c1quí a Europa. Pero Dios dispone siempre las cosas en bien de sus elegidos, y aquel prosélito que era uno de ellos, a juzgar ¡¡ior las señales de que dió sobradas muestras, tenía a su favor la protec-· ción divina que me empujaba a ayud,:rle. Aquella misma noche se agravó. en tal manera la enfermedad que venía padeciendo, que creyeron todos sus familiares fuese la postrera para el estimado c<msul. A intancias re– petidas del enfermo, Yiniéronme a avisar a altas horas de la i;oche. su.,, plicándome encarecidamente me personase en casa del cónsul, pues le. era muy precisa mi presencia. Como medida prudencial se me ofreció ir en mi nombre el presbítero D. Gabriel, cerciorándose minuciosamente que el caso era grave y ur· gente; y en breve me puse a su disposición. ofreciéndole mi apoyo en cuanto me fuera posible. Advertí a sus familiares la conveniencia de trasladar al enfermo a Massawah, donde permanecería yo. pqr algunos días y podría prestarle el consuelo necesario. Así se efectuó puntual– mente. En Massawah me ví asediado por amigos que venían a saludurnH\ emocionados por los trágicos sucesos de mi viaje al corazón de la Abi-¡_, sinia. Tardé algunos días en visitar al enfern¡o, pero mandé en mi nonM brea mi familiar Fray Pascual, quien me advirtió del rie~go que podía correr entrando en la casa del Agente Consular. donde por necesWad.; había de tropezar con muchos amigos y paniaguados del obispo her.eje Salama. Pero el tiempo resuelve a las veces problemas, que los hombres 110 aventuramos. El pobre enfermo viendo mi tardanza en llegar: ¡_¡ BI~. casa, él mismo se personó en la mía. pidiendo con lágrimas y sollozos el bautismo católico, Juzgué sería más conYeniente administrárselo en sn propia casa, y trasladándonos a ella, se celebró la sole1m.1e., cerenmrüa con gran satisfacción del neófito y consuelo mío. El Agente· ~ontmlaP Estebrn1, ya católico y hecho un mar de lágrimas, efecto de su emoción y envidiable tranquilidad. abrazado a nn santo crucifijo . .,_ex¡~.ó en el Señor con gran edificación de todos los circunstantes. L:a misericordia de Dios, cuyos juicios son inescrutables, le fué trayendo por ornlfas .e intrincadas veredas al camino del bien. abriéndole por fin las puertas de:! cielo, según piadosamente creemos. Aquel mismo día abordó el vapor «Victoria:), y la -tripulación con sL, ,capibín al frente se prestó a dar honrosa sepuhtun, al cadáver, de quien ejercía el importante cargo de Agente Consular. La inhumación se veri– ficó en el cementerio católico de Massawah, a no mucha distancia. en una isleta cerca de la costa. Toda la tripulación desfiló an~e el cadá\'er, despidiéndole con una salva d, honor. Así finalizó toda aquella escena de la conversión de este joven cismático, a quien conocí desde mi p~irne· ra entrnda en Massawah. El Señor le tenga en su seno. · 10. Triste historia de urz esclav-o.· En Massawah hubo un comp,í!i de espera. a fin de cambiar dos palabras con el Sr. De Jacobis, .·a1ítes de partir para Europa. Pero la Providencia de Dios dispone siempre la? .,cosas a su mayor gloria y en Qeneficio de ,sus criaturas. _Presentóseme
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