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1:20 Mis tteinta y_ cinco años de_ Misión enla _Alta Etiopía mentís: ... Porque parece increíble que el humhre creado a imagen y se– mej:inza de Dios, quiera rebajarse al nivel del animal m,ís inmundo, sucio P i1wpto que hay sobre la tierra, sólo porque encuentran con él aíguna accidrntal conformidad en los órganos materiales. Si hubieran tenido conc;ign J d1erenhi:> o alguno de los de su raza, verían claramente la estupidez y repugnante manera de ser de esa clase de animales. Y en \'erdad. mit'níras otros animales saben hacerse sus casas o guaridas y buscar la limpieza y el aseo, el 1110110 no es capaz de aprender eso si– quiera y duerme en :ualquier lugar sin refugio. y se tumba encima de s!ls propios excrementos, y no sirve de otra cosa que parn dar imperti– nencias y disgustos mm hasta a su propio bienhechor. Estoy por decir que los defensores de esa<:: teorías modernas no han visto otros monos que los que llevan consigo esos esacmnuelas:> y domadores de fieras que andan por esos mundos con un pandero o una guitarra en la mano y el mono am:1rrado de nna cuerda. ganündose el pan a cuenta de~ bobos. '.2~. Regreso de mi oiaje de incógnito cz la Abisinia. - Cargado. por fin. de un saco de cartas, memorias, avisos y otras embaj,idas. partí acumpafiado ch' una escolta de soldados con su fitoraro al frente (1 ). Po– cos p:hoS habíamos dado cuando se levantó una numerosa bandada de buitn·s graznando y revoloteando sobre nuestras cabezas: estaban devo rando un jumento. ¡Qué azote müs terrible --dije yo son estas aves.-– No. rnonseilor díceme el Sr. Bel-- diga mejor que son una bendición para estas tierras, porque ¿quién pararía aquí con tanta inmundicia y :1lrnndonn. si no fuera por estas aves? --Cada día se degüellan en estos campamentos al pie de unas doscientas rPses, ¿qué habíamos de lrnn,r de los i11it'stinos y detrnís partes no aprovechables? Abandonado en cual– quier punto y expuesto a la corrupción, sería esto una sentina pestilen– cia] que no nos dejaría vivir, porque los hombres aquí no se cuidan parn nada de la higiene pública. ,'\1ientras así íb,imos conversando, seguíamos nuedro camino. que no era el que a la venida había traído, sino otro hacia Levante. pasando por Devrn-\Vork Nazaret ('.2) y Mota, desde cuyas alturas divisamos las aguas del Nilo, la planicie del Beguemeder y hasta la ciudad de Góndar. En todos estos lugares por dol)(f•: pasübmnos y nos deteníamos a descan– sar o para tornar algtín alivio corporal, ofreciéronnos aquellos lt1g,ireños carne, leche, cerveza y aguamiel en abundancia. 2(). Curioso vado del río Nilo.---En las cercanías de Mota, hay un punto en el famoso río Nilo. que la Providencia canalizó, por df,cirlo así. estrechando sus agi:as hasta la corta distancia de unos sieÜ' u ocho me– tros, mediante sendos peilascos a cada lado. Este era, pues, el punto de nuestro vado, el cual se había de efectuar de la forma siguiente: Atúbase al pasajero con una maroma por debajo de los sobacos, dejando ambas extremidades suficientemente largas J,ara que por ellas pudieran tirar las personas que a cada orilla se encontraban. Dispuesto así el puente colgante, van tirando por la maroma los de un lado, al prir qm' de ella (1) Fitoraro Ps un tilulo honorifico quP s,~ da ni jeft• d1• la v,,ng11ar1lia di' 1111 í'Jt•reiln. (2) Los cri~lianos ele Ahisínia han prnlslo a m11d1os lng-nrrs dr- ~11 pai:-; lo:,;; nomhn•s t)p lo~ santuarios ¡}p Tie-rra Santa, por la sPnH•janza 11nt• enconlrahan con ellos Pll :-;u H:-iJH•elo físico.
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