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Traducción del [\'\. R. P. ¡\larcos de Escalada l 15 dó su iglesia. Ern t'•sta una bien proporciuni1da rotonda de remate cónico. con muros de sólida construcción; en su parte superior corría, en todo su alrededor un eleg,mte triforiu. dando a la iglesia aspt'cto artü,tico y cier– to aire de europea. En el centro de ella, alzübase es~ielto el ,Sancta Sanctornnn. cerrado completamE'.nte a la vista del pueblo; y en cuanto a capacidad era notable. pues llt·gué ri contar unos cuatrocirntos pasos de perímetro por el extremo interior. Excw,o decir que, dado el n:nombre del santo. cuya fiesta celebraban, la c011curre11cia era inmensa. ocupando io'i ámbitos del amplio templo, La parte principal de la anunciada fiesta ;,e celebraba de noche, y aquí fué donde las sorpresas no tuvieron nada de agradables. ¿!la ht'.is \"isto funciones tumultuosas de ü·atros. romerías de gente bulliciosa al aire libre~? Pm's haceos cuenta que aquello era una de ellas, y notad que todo ello se· celebrab:1 en el templo ... y de noche ... ; ¡qué desorden, qué algarabía. qu{'. profanación! ¡qué d<c entrar y salir! ¡qué de hablar, reir. gritar. disputar, reiiir y hasta armar series de camorras, cual si estuvie– ran en ptíblica ta bernal ! l A otros, en cambio, no les preocupaba nada de eso y dormían tranquilamente a pierna suelta arrimados a un banrn o tendidos en el suelo; y no faltaba quienes mataban el rato paseúndose alegremente por la iglesia, o quizüs ornltoc; en un rincón hací:J11 libre– mente el amor con palabras y gestos bien poco decentes; y lo peur dl; todo era que no había nadie que pusiera coto a tantos y tan vergonzosns desmanes cometidos en lugar sagrado. Uno de los doctores o levitas leía desde el ptílpito, y en alta voz. la vida del santo Abba Tekla Alfa Pn lengua gueez (1), pero en vano, porque ninguno le hacía caso ni le aten– día. lfay que aiiadir a lo dicho, por si era poco. que en la iglesia rcinalrn completa obscuridad, y que no había distinción de clase ni de S('XOS en cuanto a la colocación de asientos. Para colmo del desorden e ignor:rncia de tnlt's fiesbs. debo consignar el hecho repugnante y monstruoso, ele que se daban casos, que ciertas mujen's acudían a la fit'.sta a es,1 horn con el exclusivo intento de verse madres, y no ciertamente por efocto de ardiente fe. rn. Los levitas y sacerdotes en sus funciones.--Por fin, a eso de las tres de la madrugada comenzó la celebración de la mis:1. Nalh1 puedo decir de sus ritos y ceremonias, porque no la ví. Celebründose Pll el <:Sancta Sanctorum» y a puertas cerradas no me foé dado obser\'ar nada de cuanto en el secreto pudieran decir o hacer; pc·ro lo que presen– cié. y muy a disgusto mío, fué el canto y el coro de cantores que estaba no lejos de nosotros. Formaba el coro un grupo de levitas, que l'S como decir la gente más corrompida de Abisinia. Eran en ntímero como unos cincuenta, y lucían todos hermosos trajes de terciopelo con magnífico;, turbantes en sus cabezas, y andaban con un aire de hinchazón y de en– greimiento mezclado con tanta liviandad, que me hervía el corazón de corajina al verlos. Pero no era eso lo más provocativo. A unos cuantos pasos de ellos se situó un grupillo de mujeres jóvenes descocadamente (1) Es r-:,,;ta la lrngua sag-rada de Ahisinia . .Antiguamcnlt' fn(~ la oficial de r-,-,;a rrgiún. qor aun a la Pntratla dt>I Crislianismo se usaha. Horno qnPdan de ('lla otros rp:,;;los qnf• lo:'l libros sagrado~ abisinios.
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