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_J_l~l_____;\lis_treinta y cinco afrns de 1\lisión en la Alta Etiop_í_a_____ uiseña y manda entera co11for111idad a sus doctrinas y aun al sentido y furma como ella enseña; pero lo que principalmente intenta la Iglesia en eso, no es la simple letra y pab,bra nwteriaL que en otros casos y en la acepción de algunos pudiera denotar error. sino la pura realidad de la verdad de las cos,1s contenidas en las palabras. Y a tenor de esta sencilla c,xplic:ación es porque creo (salvo nuís sano juicio) que en la conversión de estos herejes, a que me refiero. es licito al 1\lisionero, a lo menos en ciertos y determinados (asos, prescindir de la locuciúr1 de dos naturale– zas, que ellos creen errónea. y contenüirse con L1 confesión de la \·erdad objetiva, siquiera sea impropiamente expresada. La verdad dogmática debe siempre creerse y proponerse a otros con toda propiedad y claridad, porque es en sí inmutable y eterna; con todo, las palabras con que se expresa esa verdad, son susceptibles de cambio y sustituibles ¡JOr otras siempre que no se altere el sentido. Así vemos que en las diver:-,as len– guas se expresan con distintas palabra,, los mismos dogmas, lo cual es debido a la diversidad de pronunciación, infkxión, tiempo y lugar y hasta el sentido y aplicaciom s que a las veces reciben las mismas p,1labras. Ahora bien, es manifiesto, a tenor de lo 1 .¡ue llevo dicho. que aquellos herejes rehusan en absoluto aceptar la locución de dos naturalezas, aunque de hecho v en realidad de verdad muchas veces consienten en admitir la dualidad de naturalezas en Cristo: puede•, por consiguiente, el i\'lisionero en esos casos recibirlos como neófitos y admitirlos al gremio de la Iglesia. 17'. Preguntas de Ras Al!J. -Lejos de mí con esto el pretender marcar y seflalar a todos :ma ruta a seguir en la con\'ersión de los herejes e infieles. nada de eso. Lo ú11ico que me ha impulsado a estas ma11ifesta– ci01ws en asunto tan delicado para la fe. es ayudar a los pobres misione– ros, que por exigencias de su cargo y sin medios de consulta por otra p:irtl·, se e11rneutran a las \·eces en un sinnúmero de perplejidades y an– siedades de conciencia, de las que con dificultad pueden salir con éxito. A propósito de esas sectas allí dominantes. me preguntó cierto día Ras Al_y: ¿cuül de (']las me p:1recía la \'t'rdadern? --Todas tres \'!lll fuera de camino le conte1-,té-·, porque todas tres están fuera de la Iglesia Católica, única verdc1dera y Madre de todos los creyl'ntes. Con todo - -añadí- , la menos lejana y en mejores condiciones para la unión con ésta. es la de Devrn-Líbanos, porque cree y confiesn, como aqw:'.~lla. dos naturalezas en Jesucristo. --¿Con que ten(•.is en más que las otras la de Devra--Libm1os? --Yo tengo igual estima de todas -- le contestt': con tal que esü;n dispuestas a abrnrnr la verdad. · Si es así ---añadió tenemos ,1quí ct>tTa una iglesia, la müs gran- de del Goyam, que pertenece a la seda que vos preferís, de Devra– Líbanos. Dentro de unos días se va a celebrar ahí una gran fiesta, la de Abba Tekla Alfa, que fu(, un santo de gran talla y mucho renombre; os prepararemos allí cerca una casa y podréis asistir a esa fiesta. 18. Fiesta e iglesia de Dima-Guiorguis.-- El día de la fiesta anunciada, tuve ocasión de presenciar una serie de escenas de todos los colores. Unas fueron de agradable sorpresa, como la que me produjo la vista de la hermosa población de Dima-Guiorguis, situada graciosamente al borde de un horrendo precipicio que mira al Nilo, y müs mm me agra-
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