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Traducción del M. R. P. J\1arcos de Escalada 107 los campos y sembrados. Ahora tengo ocasión de citar otro ejemplo como irrefutable prueba de ello. Ocurrió al subir a la meseta la necesidad de formar el campamento para descansar y recobrar las fuerzas. Se levantó. efectivamente, lu tienda al pie de una antigua iglesia, sita en el punto llamado Devra-Neguest (1). Era cabalmente la estación del otoño, en que la cosecha de habas está en sazón y a punto de recogerse. Nuestros sol– dados, acabadas las faenas de la construcción del campamento, se des– parramaron por el campo y en un abrir y cerrar de ojos, hicieron la ven– dimia, dejando el campo pelado. Los pobres labriegos que se dieron cuen– ta del percance, comenzaron a gritar desaforadamente y ora con stíplicas y lágrimas, ora con imprecaciones y maldiciones increp,iban a aquellos voraces soldados a abandonar el sitio y a la compensación de los daños, pero todo en vano. El príncipe Ciebrtí, profundamente abstraído y ocu– pado en el rezo del salterio, no se dignó siquiera escuchar los gritos ,,u– plicantes de aquellos pobres labriegos, dueños de los sembrados. :-1. Embelesante perspectiva.--¡Qué hermosa y variada vista apa– reció luego que subimos a la altiplanicie del Goyam y del reino de Damot! En 1m horizonte de unas quince leguas espaciábase la vista en grato y variado panorama, ligeramente quebrado por elegantes colinas y amenos valles. cuajados de vegetación, donde florecían variedad encantadora de arbustos y plantas, embalsamando el ambiente con el aroma de sus hojas y flores. Jamás olvidaré la impresión que dejaban en mi ánimo esas varia– das y alegres perpectivas de los campos: ellas me servían de refrigerante oasis en medio de la triste soledad en que me halíaba, y me reanimaban alentándome a mayores s,1crificios por la salvación de tantos infelices. Dos regiones eran las que se divisaban en lontananza: El Goyam, al mando de BernHioyó, y el Damot, sujeto a Deyaché-Goyo-Zaudie. padre de aqt1t'.I. El Goyam era el punto donde tenía Ras Aly establecido su campamento con el fin de someter a Berrtí-Goyó, que se le había re– belado, y con el apoyo y alianza del padre de este príncipe, amigo sin– cero de Ras Aly, esperaba vencerlo. 4. Un alumbramiento en pleno oiaje. --Nos dirigíamos al Goyam atravesando por el reino de Damot, entrando al segundo día en la capital de éste, en Dembecho, uno de los más famosos santuarios del reino de– dicado al Arcángel San Miguel, muy venerado entre los abisinios. La ciudad tiene aspecto de castillo y goza del si,1gular privilegio de inmuni– dad, siendo por ello uno de los lugares de refugio. En el trayecto suce– dió un caso muy chocante, aunque no rnro en aquellos países, a saber: una mujer de las que iban en la numerosa comitiva, llegándole la hora. dió a luz con toda fdicid,,d. Causará extratleza a mis lectores tan raro aco11tecimie11to, pero lo refiero para que se dé cuenta de la vida de estas gentes y de su despreocupación en lo tocante a las costumbres. Caminá– bamos pausadamente en animada conversación, cuando hete aquí que oímos gritos lastimeros que s:11ían de un grupo de mujeres distante d(, nosotros; sospechando algún ataque imprevisto, uno de nuestros sirvien– tes se dirigió allü, observando que todo aquel repentino alboroto prou·- (1) l)pvra-~P/.!llPsl ~ignifiea Santuario dt• la Heina. lh•he PslP nomhrt• a hal1Pl' :,,;iilo enn~– lruldo poi· una rt•inn dt• (; llldar, t'II IJ01101· tlt> l:t H,•ina df• cirios y li( 1 1-ra, :\lana Sanlisima,
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