BCCCAP00000000000000000000476

Traducción del M. R. P. Marcos de Escalada 105 con un antiguo puente de siete ojos, atribuído a los portugueses; aunque en buen estado de conservación tenía, no obstante, el arco del centro bastante averiado, efecto y consecuencias de la guerra poco ha pasada. De igual forma, y por idéntico motivo, se hallaba otro segundo puente de la misma época portuguesa. Las tales ruínas no serían difíciles de re– parar si el pueblo indígena se prestara a ello; pero eso es cabalmente lo que no se hará merced a la indolencia y abandono de ese pueblo; y no sólo por pereza, pero aun por odio y desprecio al europeo, hacen cuanto pueden por destruir lo bueno que éstos les han dejado. Imbuidos en esa atmósfera de odio por la raza árabe, aborrecen toda luz de progreso y civilización que venga de Europa. Y como por parte de ellos son incapa– ces de idea alguna de mejoramiento, porque embrutecidos por el islamis– mo viven en un ambiente de egoísmo y ciego orgullo que no les permite levantar cabeza, quedarán sumidos para siempre en un abismo de pos– tración y de barbarie. Estaríamos como a unos ciento cincuenta kilómetros de las fuentes del Nilo, que nace en la región denominada Agau (1). El lago Tsana, de que ya hice mención, no es otra cosa que una simple depresión del terre– no atravesada por el famoso río Nilo. 19. Un marido uxoricida.--Voy a referir una escena conmovedo– ra que presencié, capaz por sí misma de arrancar lágrimas al más empe– dernido. Un hombre cargado de cadenas y custodiado por una pareja de guardias, gritaba desesperadamente, llamándome: «Abet, Abeh. (Señor, señor)... --¿Qué es lo que queréis, buen hombre?--le pregunté; yo soy aquf forastero. -Vos podéis mucho --me replicó-; vos sois amigo de: Ras Aly, y podéis hacer algo por mí, hablándole en mi favor. Yo soy un dtsgracia– do; estoy condenado a muerte. Esto decía al mismo tiempo que surcaban sus mejillas dos ríos de lá– grimas. Me enteré del motivo de aquella prisión, y vine en conocimiento que tal hombre era un criminal uxoricida, que había dado muerte a su propia mujer que estaba en cinta. El caso minuciosamente relatado e~ como sigue: Hallábase este desgraciado unido en matrimonio con cierta mujer, de la cual tuvo varios hijos. Por arte del diablo, que todo lo enreda para perder a la humanidad, el citado marido trabó ilícita amistad con otra mujer, madre de una hija de unos doce años de edad. La pasión cegó de tal manera a aquel desgraciado, que divorciando a la legítima esposa trajo a casa a la concubina con su hija. La convivencia bajo un mismo techo de hijos de distintas familias acarreó, como suele acontecer, un sinnúmero de disgustos y desavenencias hasta entre los mismos padres. Cada uno salía en defensa de sus hijos, y todos creían tener razón en las contiendas. La tirantez entre unos y otros llegó a tal punto, que cierto (1) Dos regiones llevan este nomhrr- y r-nlra1nhas grmelas. Sus hnhilantrs perlPnPcrn a la ntiMna raza y hablan idéntico idioma, aunque geográílcamPnle distan mucho Pnlre :--í. Unos, lo:i. Aga11~l\led<'r, eslUn Pp rl limite dPl Goyam, por la ¡)arlP dPJ Ponienlt•. Y los sPgun• tlos, los Agau-Sokola, están (·erea del Tigré al '.'iordeste , e Gondar. El tronco dt' toda la raza parece ser los Sokota, segun crePncia general, y i'se mismo pueblo es padre de otrn raza s1:m1:jantc ,¡ue ocupa la parle septentrional del dominio de Egipto.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz