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para algunos libros, su labor se ajustó a principios totalmente diferentes a los de Aquila, ofreciendo un texto más cuidado en técnica y lenguaje. El interés de esta versión reside, además, en que sirvió a San Jerónimo como modelo para su versión del Antiguo Testamento sobre el original griego. e) Recensión de Teodoción Este nombre va unido a una gran cantidad de material recensiónal procedente del s. I -{;! proto-Teodoción-. Para valorar la obra recensional de Teodoción, judío prosélito oriundo de Efeso del s. II d. C., es necesario un detenido examen de los escasos y complejos datos de que se dispone. f) La obra de Orígenes Ya en el mundo cristiano merece citarse, en esta historia del texto griego del Antiguo Testamento. la obra de Orígenes, las Hexapla. de gran valor para la crítica textual. Este trabajo, conocido con el nombre de Hexapla Biblia. estaba dispuesto en seis columnas verticales que comprendían: 1) el texto consonántico hebreo en caracte– res hebreos; 2) el hebreo transcrito en caracteres griegos; 3) Aquila; 4) Símmaco; 5) el texto tradicional de los LXX (los elementos que faltan con respecto al texto hebreo fueron suplidos generalmente a base del Proto-Teodoción; 6) Teodoción. Para algunos libros se presentaban formas adicionales del texto griego, llegándo– se en algunos casos hasta ocho columnas (tal es el caso del Salterio con una Vª, VI" y VIP edición). 4. LOS SETENTA ¿UNA TRADUCCION INSPIRADA? La creencia en la inspiración de los LXX surgió dentro del judaísmo alejandrino -Carta de Aristeas. Filón...-, pasando a la Iglesia de los primeros siglos. Justino. Ireneo. Clemente de Alejandría, Cirilo de Jerusalén afirmaron su inspiración. En las Iglesias de Oriente su autoridad se ha mantenido ininterrumpida. y su inspira– ción es profesada aún hoy. En Occidente, también disfrutó de esa autoridad. San Agustín resume así el sen– tir de su tiempo: "Respecto a todo aquello que aparece en los LXX y no en los manuscritos hebreos podemos afirmar que el mismo Espíritu quiso decirlo a través de los primeros y no a través de los segundos, para demostrar que unos y otros esta– ban inspirados" (De Civ. Dei l 8,43: PL 29,402). Fue San Jerónimo. en un primer momento proclive a esta tradición -"llenos del Espíritu Santo, tradujeron aquellas cosas que fueron verdaderas" (Pref. a los Paralipómenos, PL 22,577)-, quien comenzó, seducido por la "verutas hebrauca". a cuestionarla. "Sería largo resolver ahora cuantas cosas añadieron por sí mismo los LXX, y cuantas dejaron" (Ep 57 ad Pammachium l 1: PL 22,577). 78

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