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256 DEUSTO virtud de todo, determinase lo que fuese más oportuno y de su saperior agrado. Y que todos perjuicios que ocasionaba la pre– existencia del Convento y razones que contribuían a la de dene– gación de licencias y contradicción del clero secular de Deusto, se especificaban más por menor en el Ivfemorial presentado por dicho clero a la Diputación general en su junta de catorce de septiembre del año pasado, que a la letra, con el Decreto para presente con– tradicción,· comprendía el testimonio que presentaba y juraba y re– producía; por tanto, nos suplicó que habiendo por presentado dicho testimonio, fuésemos servido diferir como llevaba pedido. De cu– yos pedimentos, presentados el citado día veintiúno de junio de setecientos cincuenta y cuatro, se dió traslado a la parte de los Religiosos Capuchinos respecto a lo mandado en el auto de seis de diciembre de setecientos cincuenta y tres, y, en su vista, José de Uruñuela y l\farmanillo, en nombre del reverendo Fr. Martín de La Coruña, Prior general de la Provincia de las dos Castillas, de Religiosos Menores Capuchinos, usando de dicho traslado en vein– ticinco de noviembre de dicho año de setecientos cincuenta y cua– tro, presentó ante los de nuestro Consejo una petición en que elijo, que, sin embargo ele lo expuesto por el nuestro Fiscal y por 1as partes que fomentaron la misma pretensión, en justicia nos ha– bíamos de servir denegar expresamente la que con uniformidad introducían, dando las más útiles y especiales providencias para que en ningún modo se inquietase ni perturbase a los Religiosos Capuchinos en la continuación del uso de su Convento dedicado a la Santísima Trinidad en el barrio de Goiri de la República de S. Pedro de Deusto y las demás conducentes a nuestra Real vo– luntad y que contengan las emulativas temerarias contradicciones. de los que habían suscitado esta controversia. Y que era constante que con motivo de que en el testamento· que en veintitrés de junio de mil setecientos noventa y nueve otor– garon don Benito de Rucavado y doña Josefa de J arabeitia, su mujer, vecinos que fueron de la villa de Bilbao, mandaron fundar en su casa de Aurrecoechea, sita en dicha anteiglesia de Deusto y su barrio de Goiri, territorio de ella, un Convento de PP. Capu– chinos con el título de la Santísima Trinidad, costeándose de sus bienes la fábrica de la iglesia y contribuyendo cada sucesor de pri– mer mayorazgo, que fundaron con cien ducados que se empleaban en alhajas del culto divino, y habían dispuesto subsistiese esta do– tación en cuanto tuviese efecto la fundación y subsistencia del

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