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208 DEUSTO y tampoco viene la paridad de que, porque en una parte o en un tiempo no se conceda una cosa, no por eso pueda dejar de conce– derse en otra parte o en otro tiempo, y sobre todo, es punto que no deben ventilar ninguna de estas partes, sino dejarlo a la pro– videncia del Señorío. Instan en que la manda que hizo Rucavado fué in radice nulía. Se sabe que no lo fué cuando, corno ya está dicho, se ejecutorió que cabía en el quinto y pudo espiritualizarse\ según ,ordena el fuero que citan. Y éste es un punto que debiera causar no poco escrúpulo, atendiendo a que, corno dicho es, no fué nula la manda y disposición del difunto Rucavaclo, porque aunque el fuero no trate ele cómo se hayan ele cumplir las mandas en testamentos, el fuero ele la conciencia enseña que cada uno debe cumplir con aque– llo a que el testamento le obliga. Y porque muchas veces sucede que por la malicia y fraude de los parientes se frustran las volun– tades de los difuntos ad causas pías, verificándose en ellos aquellas palabras de un sagrado texto : ((Jmpii in testamentum simulabuno fraudalente.¡¡ Ordenan las leyes y enseñan los moralistas que los Jueces y Gobernadores obliguen a sns herederos al cumplimiento dE: dichas obras pías ; así Diana y otros muchos. Y es la razón cla– ra ; porque si próbidamente debe mirarse por la comodidad de la cosa particular, mucho más debe mirarse por el cumplimiento de las últimas voluntades, porque el alma del difunto debe ser prefe– rida a todas las cosas. Y de tal suerte obliga a esto, que no sólo el Juez de oficio debe compeler al cumplimiento de la última vo– luntad y donación causa mortis, sino que cualquiera del pueblo tiene autorización para pedir que se cumpla lo que dejó el testador ad causas Pías, como lo enseña, entre otros muchos, Trullen. Dicen y exponen que el permitir la fundación de dichos Padres Capuchinos el muy noble Señorío, es contra su nobilísimo solar, contra el honor y decoro suyo ; y ¿ quién ha visto sea contra el honor de un Reino, ele una provincia o señorío, el que se funden templos y casas de Religión, en que continuamente se alabe a Dios y donde los fieles hallen quien les instruya en los misterios de nues– tra santa Fe, que les reprendan los vicios y exhorte a seguir las virtudes, que, según todos los santos, es la verdadera nobleza? ¿ Quién ha visto que edificar templo sea deshonor, cuando su ecli~ ficación es tan alabada en las Sagradas Letras? Todo el honor y decoro ele los hijos y herederos de Jacob, y el ser gloriosa emula-
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