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Los "Grupos de oración" El Papa Pío XII, ya desde los primeros años de su pontificado, apelando a nuestra hermandad en Cristo y al deber mutuo de ayudarnos espiritualmente, pidió a los fieles que rezasen en co– mún. Estas invitaciones a una oración en común, en grupos, menudearon cuando en el horizonte comenzó a dibujarse la se- . gunda Guerra Mundial, guerra que tornaría los tiempos más difíciles y a los hombres más alejados unos de otros. Si la guerra dividía, la oración debía contribuir a la unión. Pío XII repitió varias veces estas exhortaciones. "Tenemos necesidad de fuertes y apretadas falanges de hombres y de jóvenes que, manteniéndose estrechamente unidos en Cristo, al menos una vez al mes reciban el pan eucarístico y muevan a otros a seguir su ejemplo". Con el imperativo "No temamos, recemos", el Papa aconsejó juntar y formar grupos de hombres y de jóvenes practicantes y dados a la oración. Al denunciar el espectáculo lamentable de un mundo que se venía abajo, la invitación del Papa se hizo más explícita: "Aquello de lo que la Iglesia tiene necesidad urgente, es de fieles y grupos de fieles, de toda condi– ción que, libres de la esclavitud del respeto humano, conformen su vida y su actividad a los mandamientos de Dios y a la ley de Cristo. El P. Pío - el fraile que conocía el valor y la necesidad de una oración asidua- recogió esas repetidas llamadas del Papa y pro– movió los deseados "Grupos de oración". Gracias a la invitación del P. Pío ya se estaban formando espontáneamente en Italia en I947 algunos grupos, con el deseo de rezar y de rezar en común. Eran de hecho, si no de nombre, los "Grupos de oración". Nacían como ayuda a la Casa Alivio, bajo la incansable lla– mada del P. Pío: "No os canséis nunca de orar. Es algo esencial. La oración hace violencia al corazón de Dios, obtiene las gracias necesarias... Sin la oración, nuestra 'Casa Alivio del Sufrimiento' es como una planta sin aire y sin sol". Un día le dijo al doctor Sanguinetti, que le había leído las palabras de Pío XII recogidas por L'Osservatore romano: Manos a la obra. Arremanguémonos y seamos los primeros en responder a esta llamada del Romano Pontífice. En un mundo armado para la guerra, el P. Pío quería un 285
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