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orar, inmediatamente siento mi corazón como invadido por una llama de un vivo amor. .. Es una llama delicada y muy dulce, que consume y no causa ninguna pena. Es tan dulce, tan deliciosa, el espíritu experimenta tal complacencia y se encuentra de tal forma saturado, que la continúa deseando... Este deseo, lejos de quitar la saciedad del alma, lo va siempre perfeccionando". Es preciso remontarse a una carta al P. Benito, escrita desde Pietrelcina el I de noviembre de 1913, para adentrarnos en el mundo de oración del P. Pío y entrever algunas características y modalidades de su oración. "El modo orginario de mi oración es éste. Apenas me pongo a orar, inmediatamente siento que el alma comienza a recogerse en una paz y tranquilidad imposible de expresar con palabras. Los sentidos quedan en suspenso, excepto el oído, el cual algunas veces no queda suspenso; pero de ordina- · rio este sentido no me molesta y tengo que confesar que, aunque en mi derredor se hiciese mucho ruido, no me molestaría lo más mínimo. De aquí comprenderá usted las pocas veces que cónsigo discurrir con el entendimiento. Además me sucede muchas veces que, en ciertos momentos en los cuales el pensamiento continuo de Dios, al que tengo siempre presente, se aleja un poco de mi mente, siento que en seguida me toca nuestra Señora de una forma tan penetrante y suave en el centro del alma que, las más de las veces, me veo obligado a derramar lágrimas de dolor por mi infidelidad, y de ternura, por tener u~ padre tan bueno y amable que me llama de nuevo a su presencia. En otras ocasiones, me encuentro en una gran aridez espiri– tual. Siento mi cuerpo muy agobiado por tantas enfermedades, me encuentro imposibilitado de poderme recoger y hacer oración, por más que no me falten los deseos ... Cuando es del agrado del celestial esposo de las almas poner fin a este martirio, me manda en un instante una tal devoción espiritual que de modo alguno la puedo resistir. En un momento me encuentro totalmente cambia– do, enriquecido de gracias sobrenaturales ... Lo que sé decir de esta oración es que me parece que el alma se pierde totalmente en Dios... Otras muchas veces me siento impelido por un ímpetu muy vehemente, siento que Dios me aprieta, me parece que voy a morir. Todo esto nace... de una llama interior, y de un amor excesivo, que si Dios no acudiese en mi ayuda en seguida, me consumiría". 277
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