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El 26 de julio de 1954, en la bendición del ambulatorio, el P. Pío recordó a los presentes lo que significaba la obra: -No olvidéis que ésta es fruto de la caridad, y par lo mismo es necesario atenderla con el espíritu de Dios. La Casa Alivio fue el regalo que hizo el P. Pío a los pobres del Gargano. El profesor Gustavo Nylin, de Estocolmo, presidente de la sociedad europea de cardiología, en la inauguración de la Casa Alivio señaló al P. Pío como "autor de este magníLco acto de caridad... Este hospital es la prueba tangible del bue:1 samarita– no". El "buen samaritano" promovió y continuó el desc.rrollo de la obra. Desde un principio, la Casa disponía de 300 ca::nas, subdi– vididas en departamentos: quirúrgicos, médicos, obstetricio-gine– cológico, cardiológico, ortopédico, pediátrico. Los servicios de ambulatorio eran: quirúrgico, médico, obstetricio-ginecológico, pediátrico, ortopédico, otiátrico, estomatológico, cculista. La Casa Alivio resultaba "uno de los hospitales mejor equipados de Italia.. . y uno de los mejores del Sur". Más adelante, gracias a sucesivas ampliaciones, aumentó la disponibilidad, hasta sobrepasar las 600 camas. Si el 31 de di– ciembre de 1956 fueron 1998 los que habían sido hospitalizados, en 1967 el número se había elevado a 16.900. En 1972 alcanzaron el número de 19.462. En el primer aniversario de la inauguración de la Casa, fue el mismo P. Pío el que lanzó una mirada al futuro , i1.dicando el camino: debía llegar a ser "la ciudad sanitaria, técnic.1mente pre– parada para las más atrevidas exigencias clínicas. La Casa deberá aumentar el número de camas. A ella habrá que añad.r dos casas, una para hombres y otra para mujeres, donde las almas y los cuerpos fatigados y cansados vengan al Señor y de él reciban alivio. Un centro de estudios intercontinental deberá ayudar al personal sanitario a perfeccionar su cultura profesio1.al y su for– mación cristiana. Hemos de completar la sistematización de esta Obra, para que se convierta en templo de oración y de ciencia, donde el género humano se encuentre con Cristo crucificado, como en un redil bajo un solo Pastor". Hablaba de una semilla depositada en tierra, que debía germinar, crecer y dar flores. El 25 de agosto de 1954, el P. Benigno de San Hilario Mila– nese, general de los capuchinos, nombró al P. Pío primer director 268
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