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profundo, más redentor era el oculto, el íntimo. Antes de tener traspasados las ·manos y los pies ya estaba crucificada el alma de Cristo. Tampoco al P. Pío le faltó la pasión exterior. Llevó, en forma · visible, la cruz. "Ciertamente -seguimos escuchando al Cardenal Siri- incluso externamente sufrió enfermedades; los últimos años de su vida fueron un sufrimiento continuo. Tenemos en primer lugar los estigmas... Nadie puede negar que este hombre tuvo los pies y las manos perforados y abierto el costado... La formación misma de los referidos estigmas, el constante derramar sangre, aquellas circunstancias en las que se tornaba más aguda la expe– riencia de la Pasión de Jesucristo: todos estos son hechos y los hechos... están ahí... Una experiencia, al alcance de todos, mostraba a este hombre clavado a la cruz toda su vida. Recibió las llagas de muy joven y... le desaparecieron por completo el día de su muerte.. . Este hombre vivió clavado en la cruz. Las llagas le hacían sufrir. En algunos momentos el dolor era tremendo, aplastante. Lo soportó todo sin una queja durante medio siglo. No le faltaron a este mártir las circunstancias externas de la Pasión". Fue Cireneo, no sólo por la cruz externa que llevaba a cuestas sin un lamento, a la vista de todos, sino Cireneo también -y sobre todo- por aquel cúmulo de penas ocultas, de la noche oscura, de tentaciones, de luchas y persecuciones humanas. Los documentos recogidos en el archivo y cuantos conocieron al estigmatizado del Gargano, demuestran que "aceptó siempre con toda perfección la misión de vivir clavado en la cruz". . Vivió cincuenta años con las llagas -su vida fue de ochenta y un años- crucificado con Cristo, para completar la misma misión de Cristo. La fascinación que ejerce el P. Pío es por haber sido "Cireneo de Cristo", "crucificado con Cristo". El Cardenal Siri prosigue: "Todo el misterio está aquí. Este hombre ha estado durante medio siglo clavado a la cruz. La Pasión de nuestro Señor debemos verla a través de toda la histo– ria humana y sólo ésta permite comprender algo de aquélla. Así debemos ver también al P. Pío en el contexto de nuestro tiempo, formando parte de él". Forma parte del mundo en estado de pecado. Pertenece al mundo, es hijo de Adán pecador. Al volver los ojos, ve hermanos 144
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