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cuando mira al prójimo. Yentre tanto, entre estos dos extremos, me siento morir, me veo agonizar sin llegar a morir nunca... Pertenezco ardientemente a todos y por lo mismo sufro inmensa– mente por todos". El 18 de diciembre de 1920 se desfoga: "Estoy dispuesto a todo, con tal que Jesús esté contento y salve las almas de los hermanos, sobre todo las que me ha encomendado". El P. Pío dio de sí mismo una de las más exactas definiciones cuando, en una carta del 8 de mayo de 1919, al pedir al P. Agus– tín le ayudara con sus oraciones, se declaró "Cireneo que lleva la cruz de muchos, a fin de que en él se cumpla lo que dice el Apóstol: suplir y perfeccionar lo que falta a la pasión de Cristo". Lucía Fiorentino registra en su diario lo que le pareció oír a Jesús: "Oye, hija mía... He mandado a la tierra a este hijo... Le haré trabajar con asombro de todos para traerme almas". El humilde Cireneo Así fue como definió al P. Pío el Cardenal Conrado Ursi: "El humilde y gran Cireneo de Cristo". Su vida "fue un sacrificio ininterrumpido. Vivió muchos años encerrado en un convento; nada de viajes, de predicación, ninguna función sagrada fuera de la santa misa; por lo mismo ningún alivio, ningún consuelo. La variedad de ministerios los hace menos pesados y ciertas tareas apostólicas consuelan. Todo fue monotonía, pesadez, amargura para él que, durante horas y días interminables, se sentaba en el confesonario en medio de muchedumbres exigentes y al mismo tiempo fáciles al fanatismo incontrolado, que le eran motivo de sufrimiento y de encuentros, no siempre disimulados". Por esto, sólo por esta cruz, "nadie ha ejercido un apostolado tan fecundo como él. Llevó a Dios millares y millares de personas, inspiró en Italia y en otras partes centros de oración y voluntarios del sufrimiento. Reconstruyó hogares, parroquias y comunidades religiosas, corroídos por el mal. Orientó hacia Cristo a hombres de ciencia, artistas y políticos... Su predicación, su apostolado, fue su silencio, lleno de Dios, y su inmolación en el confeso- · nario". 142