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De esta forma su plegaria llega a ser una manifestación que le asemeja vitalmente al misterio de Cristo. Es la suya una oración mística y contemplativa, que brota de su riqueza interior, que asciende, precisa y eficaz cuanto más difícil, en la noche del espíritu, en las tristezas cargadas de aridez, de abandonos, de silencios, de repulsas. Lo mismo que la oración de Cristo en la cruz. Además del coloquio no interrumpido con el Padre, el estig– matizado del Gargano buscó asemejarse a Cristo en la aceptación de su sufrimiento. Se santificó - mejor, intentó santificarse– repitiendo muchas veces su "sí" al Padre. Hacer la voluntad del Padre: he ahí el esquema de la santifi– cación personal del P. Pío. En el brevísimo adverbio "sí" ha condensado 1 el plan de la propia santificación. Sí a todo y a todos. Sí al trabajo, al peligro de no poder trabajar. Sí a las llagas, a la reclusión en el convento, a las limitaciones del ministerio sacer– dotal. Porque el capuchino deseaba salvar y santificar, "el Señor le presentó, para que lo firmase, un cheque en blanco. Su siervo firmó. Y Dios escribió luego una cifra incalculable que tenía que pagar. Y el P. Pío pagó... hasta el último céntimo con una vida horriblemente crucificada: crucificada en la carne, en el espíritu, en la actividad de su apostolado". "La configuración del P. Pío con Cristo - afirma el Cardenal Lercaro- se torna luminosa sobre todo en el sufrimiento. Su vida es una pasión, y su cercanía al sufrimiento del Salvador es de sobra evidente". Es en este misterio de la cruz, aceptado por el P. Pío, donde se fragua su santificación y donde se incrusta el misterio de la salvación de las almas, la misión de "santificar". "Santifica" Los "otros" no dejaron nunca en paz al P. Pío. Si él se pro– fesaba religioso, y lo que es más, sacerdote, confesor, crucificado, era sobre todo por los otros. Salvar a los otros: he aquí su difícil misión, a cuya realización se entregará por completo. Ya en el año de su ordenación sacerdotal había pedido, por– que lo consideraba como "una necesidad", como "una fuerte 140