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27 de septiembre de 1918: "Me siento bastante mal, física y moralmente". 23 de noviembre de 1918: "Reza mucho por mi pobre alma, que se encuentra abrumada por una prueba durísima, a que está sometida. Temo y tiemblo que al fin voy a sucumbir". 13 de diciembre de 1918: "Dile a Jesús que me líbre de mí mismo y no me aplaste bajo la prueba durísima a la que me está sometiendo, no sé si por amor o por castigo. ¡Qué amargura me causa esto!" 5 de marzo de 19 I9: "Me pregunta si es posible que nos volvamos a ver. Y le contesto que es totalmente imposible que yo · pueda viajar. Me veo constreñido a no poder ni moverme y a no volver a salir de mi celdita". 20 de marzo de 1919: Se define: "el que sufre tanto", "impo– sibilitado definitivamente para poder hacer un viaje". 1 de septiembre de 1919: "Mi corazón está destrozado por ·el más grande y extremado dolor". 23 de octubre de 1919: "Siento el ánimo destrozado por la violencia del dolor". 10 de noviembre de 1919: "¿Quién podrá describir las penas, los temores y temblores, la amargura, las inquietudes de mi pobre espíritu? Encomiéndame, junto con todas, y con mayor insistencia a la divina piedad, para que no sucumba bajo martirio tan atroz. Están a punto de faltarme las fuerzas". 25 de noviembre de 1919: "Me siento muy mal, y si Jesús no sigue sosteniéndome, es inevitable la catástrofe". 17 de febrero de 1920: "Me siento mal y si nuestro Señor no me da un poco más de fuerza, no podré ir muy lejos sin su– cumbir". Además del viacrucis que el P. Pío recorre bajo la mirada de la gente, hay otro viacrucis que recorre solo, el de la subida hasta Dios. Avanzando hacia la transformación en Dios, configurado ya con el Crucificado del Calvario, el P. Pío recorre el doloroso camino. Trepando, sufriyndo, sudoroso, angustiado, sangrante, el estigmatizado del Gargano sube al Calvario y vive allí las horas de la Pasión. Por eso puede escribir: "Jesús es testigo y a él solo he ofrecido y ofrezco mi extremado martirio" (1 de octubre de 1921). Está contento porque esta su estigmatización del alma no la conoce nadie: "Doy gracias a Dios porque este mi estado no se trasluce al exterior". 132