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verdadero santo, singularmente privilegiado por el Señor con las cinco llagas de la Pasión y con otros dones... que estamos acos– tumbrados a leer en la vida de los grandes santos... Es observante y trabajador. Está dotado de grandes dones del Señor y, sin embargo, es del todo natural, en el mejor sentido de la palabra. Si sabe sufrir, sabe igualmente sonreír". Las declaraciones de Kenealy suben de valor si tenemos en cuenta su acusada personalidad de filósofo por temperamento, por estudio y por su dedicación a la enseñanza. El 28 de mayo de 1920, Mons. Buenaventura Cerretti, arzo– bispo titular de Corinto y secretario de la Congregación para asuntos eclesiásticos extraordinarios (más tarde Cardenal), se de– clara "satisfecho de la visita de San Giovanni Rotondo" y se encomienda "vivamente" a las oraciones del P. Pío. En el verano de 1920, Mons. José Angel Poli, capuchino, obispo de Allahabad, en la India, visita al P. Pío y resume así sus impresiones al doctor Festa: "Veni, vidi et victus sum... Digitus Dei est hic. Vine, vi y quedé vencido. El dedo de Dios está aquí. En presencia del P. Pío uno se siente abrumado por la presencia de lo sobrenatural..." El 25 de octubre de 1921, visita del Cardenal Augusto Sili, prefecto del tribunal supremo de la Signatura y delegado ponti– ficio para el santuario de Pompeya. Transmite a otros prelados y al mismo Benedicto XV su "profunda impresión". El doctor Festa recoge otra veint~na de ilustres visitantes. Las impresiones de no pocos prelados acerca de su visita al frailecito del Gargano debieron de llegar a oídos del Papa. De hecho en 1921, en una audiencia privada a Mons. Fernando Damiani, vi– cario general de Salto (Uruguay), Benedicto XV emitió, encaste– llano, este juicio: - Verdaderamente el P. Pío es uno de esos hombres extraordinarios que Dios envía al mundo de cuando en cuando para la conversión de los hombres. En otras ocasiones expresó Benedicto XV su parecer acerca del fraile de las llagas. El 28 de diciembre de 1921 le dijo al abogado César Festa, convertido de la masonería por el P. Pío: -Oh, sí, el P. Pío es realmente un hombre de Dios; hay quien tiene sobre ello sus dudas, pero tú contribuirás a darlo a conocer. El mismo Papa declaró a un consultor del S. Oficio: -Me consta que el P. Pío lleva almas al Señor. Lo mismo que es ésta su misión, la mía es la de estar a su lado. 124
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