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superiores generales aducirán, entre otros, estos motivos como justificantes de su conducta de "rigurosa reserva" (y toda la do– cumentación lo corrobora): salvaguardar la humildad del fraile estigmatizado y alejarlo de los aplausos. Estos no deben darse a los de la propia casa, por la conocida sentencia de que la alabanza propia envilece. El superior provincial de los capuchinos de Foggia, el P. Be– nito de San Marcos en Lamis, informado por el P. Paulino de Casacalenda, superior del convento de San Giovanni Rotondo, del hecho de las llagas del P. Pío, escribe al superior una carta para recomendarle que mantenga sobre todo lo sucedido "el ma– yor silencio". Más adelante juzga oportuno encargar al profesor Luis Romanelli que realice un examen. Fue éste el primer médico que vio y tocó con sus manos las señales del Señor, cuya persis– tencia y localización resultan inexplicables para la ciencia. El origen de las mismas hay que buscarlo más allá de los conoci– mientos naturales. El ·P. Benito, hombre circunspecto, ni habla ni quiere que se hable de todo lo que se está constatando acerca del P. Pío. Sus invitaciones a la prudencia son claras como la luz. El 5 de junio de 1919 escribe al P. Paulino desaprobando que se hayan filtrado noticias "aunque sean confidenciales, entre seglares, debiéndose temer las indiscreciones". Precisa: "Habiendo puesto la diligencia necesaria para no permitir y querer que las cosas divinas anden por las plazas y sobre todo que sean pasto de periódicos, sobre todo si son profanos, podemos acéptar y adorar la permisión del Altísimo, como y cuando él lo quiera, en la divulgación de lo que sirve para gloria del Creador y de la creatura". Habiendo aparecido algunas noticias en el diario Il matino, es más que oportuna la intervención del P. Benito, el cual llama de esta forma la atención de los capuchinos de San Giovanni Roton– do: "Constato con aflicción que ha habido indiscreciones, no sin culpa de esa comunidad. Sé que directamente no os habréis pres– tado a la curiosidad del corresponsal, pero ciertos detalles no se hubieran sabido si no hubieran sido manifestados por los religio– sos a seglares. La casi reproducción literal de la constatación de Romanelli es indicio cierto de poca o ninguna cautela, y se saca la conclusión de que se ha buscado y se ha dado a conocer a alguien la copia de la misma: En esto hay ofensa de Dios, porque se va en contra de la voluntad del general y de la mía". 116
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